viernes, 23 de enero de 2009

CHACHARAS SUELTAS Y DE BURRAS


Henry Osvaldo Tejeda Baez

Hay noticias que causan risa, esta es una de ellas: Los descendientes del Gral Luperón, quieren recuperar los bienes del prócer, porque están pasando las Mil y una Noches.

Si la cosa es así, como yo también estoy corto económicamente, me estoy animando a reclamar lo que me toca de lo que Cristóbal Colón se robó en sus viajes a este conuco que una vez se llamó La Hispaniola y que ahora se llama República Dominicana y que no tiene nada que envidiarle a un Batey.

Que bonito, un banilejo que se llevó la novia y luego de asquerosearla y hacerle de todo lo que le dio la gana (menos meterla en política), la devolvió a su casa disque porque no era virgen. ¡Que buena pela en cueros, carajo!

Me dicen que en el Cibao están robando cabellos para venderlos a los salones de belleza, una muy buena noticia para los lampiños, los que no fueron dotados de una crin en el entorno de sus partes reproductoras.

Ahora pueden llegar a cualquier salón de belleza y pedir un par de onzas de pelos, pero si les da vergüenza ir a un salón a hacer semejante compra, puedo darles mi dirección de correo para que hagan un único pedido de pelos rubios, porque dígame ud, para qué me están sirviendo los que tengo?

Tengo una perra que cuando le sueno una Armónica (instrumento de viento), levanta el hocico y se pone a cantar (aullar). Puedo decir que esa perra canta mejor que Omega, si no lo creen, pregúntenle a Elpidio y a Wandy que la oyó cantar una vez en el programa De Cara al Pueblo.

A propósito de animales, no sé si uds saben que en Azua, los “Tigueres”son muy dados a hacer el amor con animales (zoofilia), especialmente con burras. Ahora les diré lo que le pasó a un Romeo burroide, según supe, cuando vivía en mi pueblo natal San José de Ocoa.

Había un señor que tenia unos cuantos burros de ambos sexos en un potrero no muy lejos del poblado de Azua. Sucede que, desde hacia días, un tipo era visto merodeando el potrero donde estaban los nobles y trabajadores onagros. El hombre siempre andaba con un banquito de esos que hace tiempo usaban los limpiabotas (ahora usan una lata de pintura vacía).

Un día, el dueño de los animales andaba por los predios del conuco, casi a orillas del río, cuando de repente, divisó a los lejos dos burros apareándose pero, como estaba algo distante, solo veía lo que él pensó inicialmente, que eran dos burros en plena orgia, pero a medida que se iba acercando pensaba: “Pero que burro tan raro ese, el que esta encaramado encima de la pollina” (Pollino: Burro joven)” se preguntó.

A medidas que se iba acercando, lo que le parecía antes un par de orejas, se estaba pareciendo ya a un sombrero y..¡oh sorpresa! , Ahí estaba el mismo hombre del banquito, haciendo de las suyas, sacó su machete y apuró el paso pero el amante hombre de la burra lo vio, se subió el pantalón, cogió una botella de romo que tenia encima de una piedra, y se mandó en una alocada carrera arrastrando todavía los ruedos del pantalón, donde se le iban pegando montones de Guasábaras. (Guasábara: planta espinosa que se da en suelos áridos)

De regreso al pueblo, el dueño de los animales empezó a investigar quién era el hombre que le estaba dando amores a sus burras, removió la ciudad de arriba abajo, hasta que dio con el paradero del Romeo y luego de tener la ubicación procedió a poner la denuncia a la policía, por lo que el amante burreril fue a parar a la cárcel, siendo traducido a la justicia por tan sucio hecho.

Fue juzgado y sentenciado a casarse (aunque no por la ley por ser eso imposible), con la burra a la cual hizo “señora burra”, en una ceremonia en el parque público de la ciudad de Azua, como un escarmiento para ése y otros burreros que tanto abundan en esa ciudad.

Se buscó un “Tiguere”, de esos que se prestan para todo, para que hiciera de sacerdote, tres “Tigueres” mas para que sirvieran de testigos y se inicia el casamiento.

“Señor Fulano de tal, acepta ud a la burra “Panza Blanca” como su legítima esposa jurando quererla en las buenas y en las malas hasta que la muerte los separe”?.

Siiiiiii, maldición, lo juro (y mirando al dueño de la burra pensó: “No te apures hijo’eputa, ya me pagarás esto algún día”. Entonces dice el “Tiguere” que esta haciendo de sacerdote: En vista de que la burra no habla, le pedimos al dueño que diga si acepta a este hombre como marido de la burra”. Äcepto”. Dijo el hombre. Ahí mismo terminó un episodio mas de la vida del pueblo de Azua, donde estoy seguro que no se acabará por todos estos tiempos hacerle la corte a esos animales tan trabajadores. ¡Carajo, que puercos son!

1 comentario:

Ana Gloria dijo...

Jjajajjajajajajja, me hiciste llorar de la risa, cada día
me asombras no sé con qué vas
a salir, jajajaja, besos.-