Por Tami Flaquer
En La Romana crecen más antenas que arboles. Las antenas, de usos variados, aparecen día a día sobre los techos de nuestra ciudad, muchas sin las luces de reglamento, no importa que estemos dentro del espacio que necesitan los aviones para aterrizar en el aeropuerto cercano a la represa.
Las antenas son feas, contaminan visualmente. Tan altas que me dan miedo. ¿Tendrán seguro de vidas y bienes en beneficio de los vecinos?, ¿Quién o quienes da(n) los permisos para sus instalaciones?, ¿Quién garantiza que le den mantenimiento?, ¿Tienen los techos la resistencia necesaria para sostenerlas.
En fin, otra vaina pal pueblo que duerme bajo el pendular asesino de estas antenas en espera de alguna brisita para despertar dentro de una horrible pesadilla.
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