LA ROMANA.- A las 9:36 de la noche, al legendario paracorto venezolano Luis Aparicio tuvo el honor de abrir la puerta del Pabellón de la Fama del Béisbol Latino.
Por ella luego entraron Tany Pérez, Orlando “Peruchín” Cepeda y una serie de luminarias, que con su prestigio, dan brillo a este nuevo espacio que tiene el llamado deporte rey.
A las 10:04 el ceremonial alcanzó su punto más alto cuando los presentadores Ernesto Jerez y Yancen Pujols llamaron a Felipe Rojas Alou, quien lentamente se dirigió al podium para recoger la estatuilla de manos del presidente Leonel Fernández.
El aplauso fue tan estruendoso que ni las piedras del anfiteatro Altos de Chavón parecieron permanecer indiferentes.
La emoción siguió por lo alto con el ingreso de “El Cometa de Carolina” Roberto Clemente (Puerto Rico), cuya representación la ostentó su segundo hijo, Luis Roberto Clemente. El “Monstruo de Laguna Verde”, Juan Marichal; el panameño Rod Carew y el mexicano Héctor Espino fueron inmortalizados, pero no estuvieron presentes en el acto.
También entraron los cubanos Martín Dihigo, representado por su hijo Gilberto Dihigo.
José de la Caridad Méndez, Cristóbal Torriente, Bobby Maduro, Camilo Pascual y Orestes (Minnie) Miñoso, así como el mexicano Roberto (Beto) Avila, el venezolano Alfonso (Chico) Carrasquel, el puertorriqueño Francisco (Pancho) Coimbre y el dominicano Juan Esteban Vargas (Tetelo).
También ya tienen un nicho en el Pabellón del Béisbol Latino, el puertorriqueño Roberto Alomar y el venezolano David Concepción, dos de los mejores infielders de todos los tiempos. De igual forma ya tienen su nicho en el Salón de la Fama del Béisbol Latino, en calidad de narradores, el argentino Buck Canel, a cuyo nombre se institucionalizó este renglón, Jaime Jarrín, de Ecuador, y el cubano Felo Ramírez.
Como ejecutivo fue exaltado el cubano Alejandro Pompez y en el Premio Tom Lasorda el seleccionado fue Peter O’Malley.
Todos fueron galardonados por el presidente Fernández, quien recordó que a la edad de los 8 años, asistió al estadio Polo Ground, en la ciudad de Nueva York, para presenciar un encuentro y vio como un jardinero derecho, con una jugada excepcional, evitó que le dieran un jonrón a su equipo.
“Mi orgullo fue inmenso cuando la persona mayor que me acompañaba me dijo que ese jugador, con el número 23 en su espalda, se llama Felipe Alou y que era dominicano”, relató.
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