Por Henry Osvaldo Tejeda
Eran las 5 de la tarde y
Julio, un "echa días” cualquiera no había podido conseguir una chiripa en
todo el día y al pasar por el supermercado Baratón, vio la oportunidad de coger
un poco de aire frío gratis, por lo que decidió entrar. No tenía ni un chele con
qué comprar nada, sólo coger fresco. ¡Qué carajos, eso no lo cobran! -Dijo para
si, y entró-
Al que compraba de 500
pesos en adelante, le daban un boleto para participar en las rifas que tenía
pautada el supermercado para dentro de una semana.
Julio vio un boleto en
blanco que estaba en el piso y, mirando para todos los lados, lo cogió, lo
llenó, luego preguntó dónde depositarlo y le enseñaron la tómbola, donde
depositó el boleto.
Luego de un buen rato
cogiendo aire frío gratis, se largó a su casa.
Julio vivía a orillas del
Río Isabela, en una casucha hecha de zinc viejo, latas de aceite, y de otros
corotos recogidos en la calle.
La única puerta de la
vivienda era tan estrecha, que no podían entrar dos personas a la vez, era más
bien, un portillo donde hasta un niño entraba forzado.
A la semana siguiente,
Julio recibe a un señor que, sudado y "jarto" de dar vueltas, logró
encontrar su casa.
_ ¿Es usted Julio Parra?
_ El mismo que viste y
calza, ¿en qué puedo engañarlo? -Bromeó Julio- _ Julio, usted se sacó un plasma
en el supermercado El Baratón.
_ ¿Plasma, y qué carajos es
eso?
_ Es un televisor de estos
tiempos, con nueva tecnología -Dijo el hombre-
_ ¡Mierda, coño! Ese fue el
boleto que llené la semana pasada -pensó Julio-
Se pusieron de acuerdo y ya
en la tarde, Julio tenía su televisor con tecnología de punta en su casa, pero,
había un problema, no cabía por la puerta, era un televisor demasiado grande.
No perdió el tiempo y arrancó una hoja de zinc y, caso cerrado.
Como se alumbraba con una
"jumiadora" (lámpara antigua; quinqué) de kerosene, se dedicó en las
próximas semanas a buscar alambre para poder conectarse del poste de luz más
cercano, que es lo mismo que decir, "robarse la luz".
Con mucho trabajo y tiempo,
logró reunir el alambre necesario para conectarse de la red eléctrica, luego se
conectó de manera subrepticia a la señal de televisión por cable, de la casa más
cercana a su vivienda (unos 500 metros de distancia).
En ese trajín de reunir lo
necesario para conseguir alambre, conectores, etc, ya se le había ido más de un
mes, pero el hombre estaba dispuesto a ver su televisor encendido a como diera
lugar.
Cuando por fin consiguió
todo lo necesario, se buscó a un amigo que sabía de esos asuntos para que le
ayudara con la conexión.
Bajo un tremendo aguacero,
el electricista logró hacerle la conexión, había un huracán batatero anunciado
pero a Julio se le metió entre ceja y ceja que no iba a de dejar de
ver su televisor ese mismo día, dizque por un simple aviso de ciclón por
más batatero que fuera.
Tanto jodió al
electricista, hasta que por fin (bajo un tremendo aguacero) terminó la
conexión.
_ Eeey, Javier (así se
llamaba el electricista), vamos a probar esta vaina, estoy que "me
pelo" por ver esta maravilla. -Dijo Julio-
_ ¿E'que tu ta loco? ¡Mira
to'la lluvia que ta cayendo por el ciclón que ya ta cerca de aquí!
_ No ombe, eso'e brisa
na'ma. -Dijo Julio-
A regañadientes, Javier
accedió a probar las conexiones y el televisor. Todo estaba bien, pero le dijo
a Julio que no encendiera el televisor hasta que pasara el huracán, porque en
esa casa "llueve mas que afuera" por los boquetes de zinc tan viejo.
_ Aquí hay demasidas
goteras y la electricidad no liga con el agua. Si le cae aunque sean una gota,
se te va a joder el televisor por un cortocircuito. -Le dijo Javier-
La brisa y el agua
arreciaron y, no pasaron ni cinco minutos de haberse ido el electricista,
cuando Julio decidió encender el televisor. Una imagen nítida, parecía un cine,
una belleza.
En la tele, había un
militar advirtiéndoles a las personas que viven en esa zona, que salgan lo antes
posible, porque el río acaba de desbordarse y corren peligro de ser barridos
por ese potente huracán.
_ Coño, pero que tipo tan
alarmista. No me joda él, ombe. -Dijo Julio-
Fue lo último que dijo,
cuando vino a reaccionar, ya iba río abajo.
Tweet
elpidiotolentino@hotmail.com; elpidiotolentino@gmail.com
Imprimir
No hay comentarios:
Publicar un comentario