jueves, 2 de enero de 2014

CHACHARAS: MI PATIO, EL COMITÉ DE LAS ORGÎAS

Por Henry Osvaldo Tejeda
Ahora si se me pusieron los huevos a diez, todos los gatos del vecindario han cogido mi patio como hotel para sus cherchas y sus orgías. Es toda una manada de molestosos animales que, al parecer, se han dado cuenta de que en mi casa ya no tengo perro ya que, el año pasado, murió Mancha la perra de la casa quien era la “guachimana”de mi tipí.

Esa buena perra, que era madre soltera, las hacía de AMET de los trillos y rincones del patio, era el DNI que le pelaba los dientes al más bonito, pero que si alguien le tiraba un piropo (sea perro o gente) es posible que lo dejara que me “limpiara” la casa, era su único defecto; la pobrecita murió intoxicada al inhalar el veneno de una fumigación realizada en el vecindario.

Ahora estos gatos están de su cuenta, odio a los gatos, no me gustan los gatos porque son muy mañosos y soy así porque recuerdo cuando era sólo un niñito de algo mas de diez años que me iba donde Doña Colombina la esposa de Don Rubén Díaz mis vecinos y que era una de las dos o tres casas donde había televisión en el barrio, a ver a Félix el Gato (¿o, era el Gato Félix?). No, no lo recuerdo bien pues de eso hace más de 50 años e eso.

Pues bien, ese gato era el puro Diablo, siempre se salía con la suya, por eso es que no soportaba a ese fuñío gato, porque el que la hace debe pagarla. El que sigue mis escritos (Chácharas y/o artículos de opinión tanto en Facebook como en este blog, lo sabe muy bien porque es mucho lo que odio a los gatos pues se roban lo que tanto sudor les cuesta a otros.

El asunto en mi patio es de antología, la parranda de quejidos, de idas y venidas de gusto comienzan a las 5 de la mañana; yo me levanto a las seis y media pero desde que comienza la orgía no duermo más, ese es un escándalo cotidiano, es un San diario que me tiene al coger el monte.No cogen vacaciones los malditos.

Una vez pensé envenenarlos y hasta me decidí comprar un veneno que les diera en la madre.

En esa ocasión me dije:

"desde que amanezca, me voy a una farmacia o a una veterinaria a comprar un litro del veneno más activo que haya porque ya no aguanto más", tantos gatos peleando, que hacen tanto escándalos, me rallaron el techo de mi troncomóvil, un vehículo que ya está como el dueño, descascarándose cada día que pasa y estos azarosos gatos dando alaridos cuando están cogiendo gusto, y me hacen levantar de mal humor todos los días y con los ojos colorados como dos mates.

Pero todo eso era de la boca pa'fuera porque, desde que amaneció y salí al patio me topé de frente con un gatito blanco bien bonito que me miraba como pidiéndome desayuno y eso me partió el alma, enseguida deshice mi plan macabro de asesinarlos a todos.

Pero tan pronto pasé este encuentro con el gato negro, en la noche fue peor. Esta vez llegaron como a las 4 de la mañana y parece que vinieron chulos y putas de otros barrios porque la orgía duró hasta que le mandé detrás tres pares de zapatos, una cacerola, un par de tenis, el “suape” (soap) de la casa, a la vez que, de paso, les mandaba atrás un par de coños bien rendidos (terminados en muchos ñooooooo).

Este patio se ha convertido en un comité de base de esos que primero se sirven ellos y luego, no le sirven al pueblo. Luego de esta reciente plebería de esos indecentes animales, volví a mi plan anterior por lo que dije: “de mañana no paso sin mandarlos a mejor vida. Podría decir que los
pondré a firmar con los cachorros. ¡No me jodan ellos, cojollo!

Los mandaré para el "más allá", para que allá le cuenten a alguien que le decían “El Profe”, los daños que está causando aquí abajo esa gran manada de gatos, una manada de gatos mañosos a la que él creyó que era de corderitos y que han resultado ser la envidia de cualquier gato africano y que tienen unas uñas capaces de agarrar desde un pincho y un avión, hasta un país con todo y miseria.

Mañana no les valdrá que me miren con cara de pena ni que me pidan desayuno –fue lo que me dije-. 

Mañana tendrán o, cicuta, arsénico, DDT, Tres Pasitos o, lo que sea porque no aguanto más, los quiero muertos y punto.

Si luego de la masacre viene a mi casa alguna sociedad protectora de gatos a hacerlas de procuradores fiscales o a protestar por mi acción les mandaré a la mierda porque ellos son los que deben proteger al pueblo de los gatos, y no lo hacen.

Repito, mi patio se ha convertido en una base, no de datos, sino, de gatos! Y creo que están inmersos en un congreso en el que elevarán de categoría a decenas de gatos de otros barrios. ¡Por el bien del país, hay que envenenarlos!


elpidiotolentino@hotmail.com; elpidiotolentino@gmail.com
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