Por CÁNDIDA FIGUEREO
Cándida Figueroa |
La población dominicana vive momentos aciagos a causa del vandalismo de quienes gustan desacreditar a su país, sin obviar la peste de crímenes que tocan a la familia para desgracia de los inocentes que pagan las consecuencias.
Al parecer, la situación es tan desbordante que se diría que su control es "misión imposible". No obstante, la voluntad rompe barreras y se precisa que cada dominicano asimile que la vida es importante y debe amarla.
Como la vida es importante es preciso no dejarse llevar de la corriente de lo malhecho, ni ir tras la persecución de la ostentación económica a como de lugar sin medir las consecuencias hasta que se cae en el pozo de la perdición.
Figuran como rutina los robos, asaltos, el afán de lucro, las matanzas de parejas, de hijos, de padres, madres y violaciones, entre otras, de unos pocos que quieren llegar a la gloria sin bajar el "lomo" de manera honesta porque gustan de lo fácil.
En los primeros cinco meses de este año fueron repatriados 569 "dominicanos", grupo en que figuraban 344 condenados por tráfico de estupefacientes y 38 por asesinatos.
Es muy difícil que cada día la prensa y/o digitales no publiquen hechos abominables que dan la impresión de que se han convertido en rutina, sin que se le confiera mayor importancia.
Y está la impronta del 2012 cuando fueron deportados 3 mil 240 dominicanos que se encontraban en distintos países. A nivel local la zozobra no es menos por robos, atracos a mano armada que muchas veces terminan en asesinatos. Los ejemplos sobran y son harto conocidos.
En la malsana situación de unos pocos contra la mayoría que quiere paz, la mujer, los ancianos y los menores resultan más afectados por razones que no hay que citar.
Toda esa negatividad puede revertirse afianzando la voluntad de las autoridades, que a veces pareciera que están perdiendo la batalla, por lo que deben aplicar sanciones más drásticas y alzar su credibilidad.
Es importante, además, que cada ciudadano se empodere de la situación y asuma intrínsicamente la necesidad de contribuir a mejorar esta problemática que parece que nos absorbe.
Se debe comprender que lo que le pasa hoy al vecino mañana te puedes pasar a ti. Todos deben protegerse sanamente y asumir cada día como un credo que la vida es importante, ámala. No la tires por la borda porque la felicidad solo la da el amor cristalino, sin ficción.
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