Por CÁNDIDA FIGUEREO Periodista, residente en Santo Domingo.
Una parte de los haitianos que cruzan la frontera para quedarse en territorio dominicano como chivos sin ley, se siente ahora acogotado porque ignoró el llamado hecho insistentemente para que regularizaran su estatus y ahora pretenden hacer una batahola.
Como resultado de lo anterior no pocos han hecho catarsis tras dejar pasar el tiempo para cumplir con las disposiciones en un país, como República Dominicana, que apuesta a no dejar de vivir como chivos sin ley porque esa no debe ser la norma.
Se recuerda que el 27 de Febrero último el presidente Danilo Medina fue explícito en que no habría más prórroga para el plan de regularización de extranjeros, momento en que puntualizó que el gobierno aplicará las leyes migratorias a quienes no se acogieran al plazo con fecha de vencimiento el 16 de este mes y año.
Lo anterior aplica para todo extranjero. Sin embargo los vecinos son más numerosos y usualmente nacen, crecen y mueren sin documentación legal probatoria de su existencia. Cruzan la frontera como Pedro por su casa y quieren que todo sea amén.
En diciembre del 2013 se estimaba que en República dominicana había 768,783 inmigrantes, grupo en que los de origen haitiano eran de 668,145 y 100,638 de otros países. No obstante, no pocos consideran que es mayor la cifra de los vecinos ilegales porque se les ve hasta en la “sopa”.
En el discurso antes citado del presidente Medina, el gobernante fue explícito: Y nadie puede albergar la más mínima duda, de que una vez concluya la ejecución de los instrumentos de regularización previstos en la normativa migratoria, no habrá más prórrogas, por tanto los extranjeros de cualquier nacionalidad sin regularizar, estarán sujetos a los procedimientos establecidos por la ley, siempre en el marco más absoluto del respeto a la dignidad de las personas”.
Al margen de su procedencia, es penoso que una persona por negligencia carezca de la documentación que indique su fecha de nacimiento y nacionalidad. En fin, es un ser que no existe como ente de una sociedad con derechos y deberes.
Cada quien, en el sitio en que le tocó nacer, debe demandar la obligatoriedad de ser reconocido porque no se concibe que en estos tiempos se viva como chivos sin ley, pretendiendo burlar las leyes en todos los órdenes.
Entonces, cuando se ven con el agua al cuello por negligencia, terminan haciendo desorden en tierra ajena como presión para alegar una discriminación que no existe, lo que induce a pensar que parte de los extranjeros quieren mantenerse como chivos sin ley. El raciocinio debe ir a la par con la evolución del tiempo, señores invasores.
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