domingo, 3 de enero de 2021

Quiénes deben cambiar?

Robinson Garabito


La creencia general fue que Juan Bosch era un flojo, se decía que Balaguer era un asesino, que Guzmán era muy confiado e iluso, que Jorge Blanco era un corrupto, que Hipólito no sabía gobernar, y que a Leonel y Danilo no les importaba la corrupción en sus gobiernos. 

Por eso estoy empezando a sospechar que el problema no está en Juan Bosch, Balaguer, Guzmán, Jorge Blanco, Hipólito, Leonel o Danilo. El problema está en nosotros, si, en nosotros como pueblo. Nosotros como materia prima de un país, porque pertenecemos a un país donde ser tigre o vivo es lo más valorado. 

Un país en donde hacerse rico de la noche a la mañana es una virtud más valorada que formar una familia a largo plazo basada en valores y el respeto por los demás. Pertenecemos a un país donde lamentablemente las frutas y las flores jamás se podrán vender como se venden en otros países, en donde existen puestos ambulantes sin vendedores, y uno paga por lo que necesita y no se atreve a llevarse nada más, aunque no lo estén mirando. 

Pertenecemos a un país donde los delincuentes tienen más derechos que las víctimas. Donde la justicia deja en libertad a los violadores. Pertenecemos a un país donde la gente se alegra si consigue robarse la luz eléctrica o el cable. Un país donde la gente hace todo lo posible para no pagar o pagar menos impuestos. 

Pertenecemos a un país donde la impunidad es un hábito. En donde no hay interés por la ecología. En donde las personas tiran la basura a las calles y luego le reclaman al ayuntamiento por la falta de limpieza pública. Un país donde no existe la cultura por la lectura. Donde la política solo es un vehículo para salir de la pobreza, donde a nadie le importa la economía, porque solamente interesa lo último que dijo Alofoque, cuanto dinero tiene Cristian Casa Blanca, o el divorcio de Mozart Lapara. 

Pertenecemos a un país donde las licencias de conducir, la ciudadanía dominicana o un certificado médico puede comprarse sin hacerse ningún tipo de examen. Pertenecemos a un país donde puede montarse a una guagua pública o al Metro un anciano o una mujer con un niño en brazo, y las personas que están sentadas simulan que están durmiendo para no dárselo. 

Un país donde el derecho de paso pintado en las calles es para los vehículos y no para los peatones. Donde no se respeta la luz roja de los semáforos. Un país donde la gente está llena de faltas pero disfruta criticando los gobernantes y a los políticos. 

Mientras más decimos que Juan Bosch era flojo, que Balaguer era un asesino, Guzmán un iluso, Jorge Blanco un corrupto, que Hipólito no sabía gobernar y que Leonel y Danilo eran aupadores de la corrupción, mejor somos como persona. A pesar de que ayer le pagamos a alguien por un celular barato que estamos convencidos de que es robado. Mejor somos como dominicanos a pesar de que esta mañana estafamos un cliente, o perjudicamos a nuestros empleados al no pagarles sus horas extras trabajadas. 

BASTA POR FAVOR, BASTA. Como materia prima de un país tenemos muchas cosas buenas, pero nos falta mucho para ser los hombres y mujeres que nuestro país necesita, porque esos defectos, esa viveza y tigueraje congénito, esa deshonestidad, esa falta de calidad humana, son las cosas que nos tienen real y francamente engañados. 

Lo siento mucho pero debes comprender que cuando pase el actual gobierno de Luis Abinader, el próximo seguirá trabajando con la misma materia prima defectuosa. Tenemos que erradicar primero los vicios que tenemos como pueblo, y después empezar a cambiar nosotros mismos como dominicanos. 

Por eso es que nadie servirá, ni sirvió Juan Bosch, ni sirvió Balaguer, ni sirvió Guzmán, ni sirvió Jorge Blanco, ni sirvió Hipólito, ni Leonel y Danilo y tampoco va servir Luis Abinader. Dime qué necesitamos para poder cambiar: que vuelva una dictadura militar como la de Trujillo, para que nos haga cumplir la ley por la fuerza, por medio del terror y del miedo? 

Aquí hace falta otra cosa, algo más inteligente que desafiar al gobierno saliendo a las calles a bonchar en medio del toque de queda, aún sabiendo lo peligroso que es llegar a contagiarse. O gente robándose botellas de bebidas alcohólicas, mientras pisaban los cadáveres de los muertos en un accidente de tránsito. 

Necesitamos que todo esto cambie o seremos igualmente condenados, igualmente estancados. Y no importa para dónde te vayas. Puedes irte a vivir a los Estado Unidos a Europa o la China y si quieres puedes desde allá criticar todo lo malo que dejaste en tu país, pero no olvides que siempre llevarás la República Dominicana adentro tuyo. 

Y si no modificas tu forma de pensar estés donde estés seguirás siempre jodido. Porque es muy chulo ser dominicano y vivir como vivimos, pero cuando esa manera de ser comienza a hacerle daño a nuestra posibilidad de desarrollo como nación ahí la cosa cambia. Si decides buscar al o los responsables de que la República Dominicana esté mal, puedes estar seguro que lo verás si te miras al espejo. No necesitas buscarlo en otro lado. Debemos todos hombro con hombro intentar tener una República Dominicana mejor.

(Este texto lo adapté de una publicidad mexicana).

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