Por Milka Hernández.
República Dominicana conquistó al mundo en la reciente edición de la feria internacional del turismo, FITUR, mostrando una oferta turística variada, con mucho más que sol y playa; un destino resiliente dispuesto a robustecer su liderazgo en la región y en ese sentido La edición 42 de la Feria Internacional del Turismo fue el escenario elegido para presentar las bondades de las provincias emergentes, aquellas que aún eran muy poco conocidas en aguas internacionales.
Destinos emergentes
Se denominan destinos emergentes a aquellos que cuentan con recursos turísticos poco desarrollados, pero con potencial de generar significativos impactos en su economía local.
En el caso de la República Dominicana, el modelo fomentado fue a partir de polos turísticos, teniendo prioridad: Santo Domingo, La Romana – Bayahibe, Punta Cana – Bávaro, Samaná y Puerto Plata, en su estrategia de promoción internacional, con ciertos guiños puntuales a destinos como Barahona y segmentos de mercado como el golf, MICE, bodas, aventura y luxury; hasta agosto 2021 cuando una nueva visión acompañada de los cambios impulsados por un consumidor que impactado por la COVID-19 establecía un nuevo estilo de viajar.
El Sur
Esta región fue expuesta desde los balnearios de San Cristóbal, su gastronomía, senderos y opciones de turismo religioso; pasando por los puntos de peregrinación de Peravia, capital del mango, sus dunas, salinas y nuevos proyectos turísticos; Azua, siendo el primer Compostela de América se presentó a partir de sus ruinas históricas, playas vírgenes, aguas termales y comida local; Bahoruco e Independencia con un enfoque en el ecoturismo, la vuelta al Lago Enriquillo, la sierra de Neiba y su propuesta de agroturismo; Barahona, la perla del sur como parte del circuito de turismo regional, con su oferta de turismo deportivo, senderismo, minas de Larimar y suculentos platos; Pedernales, desde el enfoque de desarrollo turístico sostenible, inclusivo, inteligente y de recursos naturales que le acreditan como parte especial de la reserva de la biósfera, entre ellos sus playas, ríos y áreas protegidas.
El Este
Más allá del sol y la playa, en FITUR se ofertó una región en donde el turismo cultural, el religioso, la gastronomía y la naturaleza confluyen de manera perfecta. En San Pedro de Macorís sus playas de Guayacanes y Juan Dolio, la cultura Cocola, la cueva de Las Maravillas, su casco antiguo en donde se dieron lugar el primer edificio de dos plantas y una gran variedad de casas victorianas; Monte Plata siendo la provincia esmeralda destaca por su devoción del Santo Cristo de los Milagros, sus saltos de agua, senderos y balnearios; Hato Mayor y El Seibo ofreciendo distintas actividades de turismo con impacto local, la ruta del Trapiche, experiencias del chocolate, avistamiento de ballenas jorobadas y el salto más alto de la región del Caribe, La Jalda. La Romana-Bayahibe ofrecen un polo turístico en uno de los entornos naturales más visitados, con la Isla Saona (perteneciente a La Altagracia), así como su sincretismo religioso con la Basílica catedral nuestra señora de La Altagracia, su museo, la iglesia de San Dionisio, el pozo de la virgen y las tres cruces. En Boca de Yuma, pueblo de pescadores su deliciosa cocina y legado histórico con el museo de Ponce de León se destacaron como el combinado perfecto para una gran escapada.
La región norte, destino Cibao
El turismo comunitario sostenible, el de naturaleza y la oferta cultural fueron la base de la propuesta de valor de las provincias emergentes del Cibao, como Monseñor Nouel, con sus saltos de Jima, loma de Blanco, senderos de café y museos; la provincia Duarte con sus áreas protegidas, senderismo y la experiencia del cacao más demandada a nivel nacional, Hacienda Esmeralda. En Hermanas Mirabal los participantes de las charlas sobre destinos emergentes conocieron la historia de las históricas heroínas que inspiraron el nombre de esa provincia, la exposición de sus recorridos culturales y platos criollos deleitaron a los presentes.
La Vega, culta, olímpica y carnavalezca con sus municipios que fomentan el turismo religioso, agro, deportivo y de vivencia con los locales, exhibía su Valle Encantado, con sus gélidas temperaturas, salto de Aguas Blancas y variada gastronomía. Jarabacoa desde su eterna primavera y espacios para la aventura y el senderismo. Mientras que Santiago, desvelaba ante los presentes sus tesoros, con circuitos urbanos, inmersión en cuevas de ámbar azul, existente sólo en República Dominicana, y sus variados balnearios, así como rutas en San José de las Matas.
El mofongo mocano, sus excursiones por Jamao, escapadas por Villa Trina y visita al Boulevard del pescado exhibían a una provincia Espaillat, única, legendaria; mientras que del nordeste María Trinidad Sánchez, tierra de hermosos campos, incluso de Golf como el de Playa Grande, playas de arena fina, laguna como la Dudú, Gri Gri y Blue Lake; santuarios como la Virgen de La Piedra y recorridos internos, confirmaban a los espectadores la autenticidad del destino dominicano.
La línea noroeste con las provincias de Santiago Rodríguez, con Monción como capital del Casabe, las excursiones de los Anfitriones de Monción y los guías de Palero; en Valverde el recorrido histórico en las margaritas, el banano orgánico y por supuesto su chivo liniero, el cual llega hasta Montecristi en donde los guardianes de la Bahía de Manzanillo esperan a los visitantes con el más extenso recorrido en Kayak de la zona, así como el avistamiento de aves, ruta histórica y casas victorianas. Las propuestas de Mamá Tonila, la ruta de la miel y excursiones en Dajabón también estuvieron allí presentes.
Dar cabida en una puesta en escena de la relevancia de FITUR a los destinos emergentes es una apuesta segura por la diversificación así como una oportunidad de repunte para el turismo dominicano, a partir de productos basados en las actuales tendencias. (nfoturdominicano.com)
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