Dos días antes del citado martes lo había hecho la BIT de Milán. Tras casi dos horas de debate, de analizar pros y contras, el comité decidió seguir adelante con la celebración de la feria. El comité lo integran cuatro políticas y un solo miembro del sector privado. Antes de la reunión ya eran conscientes de que varias empresas medianas se habían dado de baja por los altos contagios del virus. La alta incidencia en Madrid y en España fue tenida en cuenta por los miembros del comité organizador.
Preferente y arecoa adelantaron la noticia de la reconfirmación del certamen. Media hora después lo hizo la propia Fitur desde su página web. Los medios de nuestro grupo editorial dieron la primicia sin saber el contenido del comunicado oficial. La nota de prensa posterior a la noticia dejó estupefacta a mucha gente. Ni un solo argumento sólido, ni un razonamiento consistente. Solo frases hechas y palabras huecas. Es decir, un insulto a la inteligencia. Para ellos, para un comité reducido, la clave de la celebración de Fitur radica en que la decisión fue adoptada por unanimidad. Cinco de cinco.
Asimismo, destacaron que se tomarán medidas sanitarias “severas” y que será una oportunidad única para el fortalecimiento del sector tras la gran crisis derivada por la pandemia. O sea, bla, bla, bla. El comunicado no señala en ningún momento los inconvenientes de posponer la feria a abril o a mayo.
Las cuatro políticas y el representante del sector privado y presidente del comité organizador consideraron que las fechas ideales eran las previstas. Una decisión que muchos empresarios y profesionales de allí y de aquí han estimado como insensata e imprudente. La determinación oficial de Fitur e Ifema está avalada por un Gobierno estatal (España) uno regional (Comunidad de Madrid) y otro local (Ayuntamiento madrileño) y es aplaudida y secundada por decenas de gobiernos del mundo, entre ellos el de RD. Alemania e Italia posponen y España dispone.
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