José Gómez Cerda.
He tenido oportunidad de conversar con cuatro presidentes de Venezuela, (Rómulo Betancourt, Raúl, Leoni, Rafael Caldera y Luís Herrera Campis). Viví en Venezuela, cuando estuve exiliado durante la era de Trujillo, en 1961-1962, y luego visité ese país en múltiples ocasiones.
Rómulo Betancourt, fue un político venezolano, considerado el «padre» de la democracia en aquel país. Nació en Guatire, Venezuela, en el año 1908, murió en Nueva York, en 1981.
Rómulo Betancourt estuvo en la República Dominicana, en el año 1929, él tenía 21 años. recorrió el país junto a Joaquín Balaguer, quien tenía 23 años. Betancourt buscaba apoyo, contactos políticos y fondos económicos, para la oposición venezolana que buscaba la deposición de la dictadura del General Juan Vicente Gómez.
El 20 de junio de 1929 Rómulo Betancourt dictó una de sus exitosas conferencias en los salones de la Sociedad Cultural “Amantes de la Luz”, de Santiago de los Caballeros.
Considerado como uno de los más grandes políticos que ha tenido Venezuela. Inició su carrera política desde muy joven como dirigente estudiantil, por su oposición al régimen del dictador Juan Vicente Gomez, sufrió cárcel y posteriormente el exilio.
A su regreso jugó un papel fundamental en la creación de partidos políticos modernos, siendo fundador de Acción Democrática (1941).
Rómulo Betancourt fue dos veces presidente de Venezuela, (1945-1948/1959-1964).
Tuvo una transición ideológica, migró del socialismo científico ortodoxo a la democracia social, asumiendo así, referentes vinculados a estas corrientes filosófico-políticas de pensamiento.
En el tiempo que estuve viviendo como exiliado anti-trujillista, en Venezuela, se produjo una división en el partido de Rómulo Betancourt, que dio origen al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)-organización que le restó la casi totalidad de sus cuadros juveniles al partido Acción Democrática.
El intento de asesinato de Rómulo Betancourt, de parte del dictador Rafael L. Trujillo, de República Dominicana, ocurrió el 24 de junio de 1960, durante la celebración del aniversario de la Batalla de Carabobo.
Mientras el presidente Betancourt se dirigía hacia el “Paseo Los Ilustres de Caracas”, un carro bomba estacionado en la Avenida “Los Proceres”, estalló al pasar uno de los vehículos de escolta presidencial cercano al vehículo oficial.
El atentado dejó sin vida al jefe de la casa militar y un estudiante, y dejó con quemaduras generalizadas de primer y segundo grado al presidente Rómulo Betancourt, al Ministro de la Defensa, a su esposa y al chofer del vehículo. Las heridas recibidas por Betancourt le afectaron la vista del ojo derecho, lo dejaron parcialmente sordo y con quemaduras en ambas manos y en el rostro.
Al día siguiente, desde el Palacio de Miraflores, Betancourt denunció la responsabilidad del dictador dominicano, Rafael Leónidas Trujillo, en el interno de asesinato, y posteriormente el hecho fue denunciado ante la Organización de Estados Americanos (OEA)
Un grupo de ocho jóvenes dominicanos anti-trujillistas, vivimos exiliados en Venezuela, desde mediados del año 1961, hasta principios de 1962.
Durante varios meses realizamos un curso de larga duración sobre política, sindicalismo, asuntos juveniles y campesinos, dirigido por Emilio Máspero, representante para el caribe, de la Confederación Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos (CLASC), entre los estudiantes, estábamos Henry Molina y yo, que nos estábamos especializando en sindicalismo internacional.
Conocí personalmente al presidente Rómulo Betancourt, durante el Congreso reorganizativo de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), en el año 1962, en Caracas, cuando junto a Henry Molina, fuimos invitados a participar en ese Congreso de trabajadores, como jóvenes dominicanos anti-trujillistas.
Me sorprendió que antes de terminar el Congreso un señor, nos explicó que al terminar el acto el presidente Betancourt nos invitaba, a Henry Molina y a mí, al Palacio presidencial de Miraflores, para almorzar con él: ¡Jamás en mi vida había pensado almorzar en una casa presidencial!
Fuimos conducidos al sitio, y el presidente Betancourt nos habló durante un buen tiempo de cómo había conocido la República Dominicana cuando era un joven exiliado, su amistad de esa época con el Dr. Joaquín Balaguer. En especial el intento de asesinato, que ordenó Trujillo, contra él, ocurrido el 24 de junio de 1960, durante la celebración del aniversario de la Batalla de Carabobo, en Caracas, y nos mostró las manos que habían quedado muy maltratadas.
El presidente Rómulo Betancourt, nos habló, a Henry Molina, y a mí, sobre el Pacto de “Puntofijo”, un acuerdo político de gobernabilidad entre los partidos venezolanos; Acción Democrática (ADECOS), COPEI, socialcristianos, y La Unión Republicana (URD), para una vida democrática, firmada pocos meses después del derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Este pacto permitió la estabilización en los primeros años del sistema democrático representativo de Venezuela.
El acto se firmó en la residencia del Dr. Rafael Caldera, llamada; «Puntofijo» ubicada en la ciudad de Caracas, en el sector de Sabana Grande. De ahí viene el nombre del pacto.
Fue mi primera conversación con un presidente; Rómulo Betancourt, de Venezuela. En esa conversación el presidente Betancourt, nos preguntó nuestra edad: Henry tenía 21 años y yo 22. Y nos dijo; “Más o menos a esa edad estuve en Santo Domingo, buscando apoyo para derrocar la dictadura que teníamos en Venezuela. Tuve que salir precipitadamente de ese país, pero tuve buenos amigos…”
Rómulo Betancourt nos recordó que siendo muy joven estuvo preso en Venezuela, luego salió en 1928 de Puerto Cabello a Curazao, después viajó a República Dominicana, de ahí se fue a vivir a Costa Rica, cinco años donde participó como miembro del Partido Comunista de Costa Rica. Nos dijo: “El exilio es una buena escuela de formación política, por eso los felicito, porque están aprovechando su juventud para formarse”.
En la reunión estuvo también presente Augusto Malavé Villalba, dirigente sindical y político, del partido Acción Democrática, dirigente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), uno de los fundadores de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), en el plano mundial, y de la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT).
En esta conversación con el presidente Rómulo Betancourt también participaron los líderes sindicales “copeyanos”, Dagoberto González y Rafael León León.
Esa conversación, que tuvimos Henry Molina y yo, con el presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, fue muy valiosa, vimos un ejemplo a seguir en la lucha contra la dictadura de Trujillo.
Dos años más tarde, en 1963, Henry Molina y yo fuimos a saludar al presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, al Hotel Embajador, en Santo Domingo, cuando él vino a la toma de posesión del profesor Juan Bosch, como presidente de la república.
Él estaba en reuniones con otros políticos y nos presentó al gobernador de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, y al presidente de Costa Rica, José Figueres, y les dijo que nos había conocido en Venezuela, cuando estábamos exiliados en ese país.
Esa conversación con el presidente Rómulo Betancourt, de Venezuela, la primera que tuve con un presidente de un país, la recuerdo con mucho afecto.
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