Oscar López Reyes.
Danilo Medina Sánchez se ciñó el récord judicial, a la vuelta de ocho años en la presidencia de la República, como el dominicano más mencionado -167 veces- en por lo menos cuatro expedientes acusatorios de delitos penales. En el chaflán de esa perplejidad, estruenda la pregunta más curiosa y socorrida: ¿Por qué no ha sido hecho prisionero, o siquiera interrogado? La expectativa empuña el cetro.
En las operaciones Antipulpo (RD$23,900.00), el ex jefe de Estado ha sido citado en 90 escenarios; en Coral 5 G (6,000 millones), en 17 ocasiones; en Medusa (9,200 millones), en 26 contextos, y en Calamar (19 mil millones) en 34 circunstancias, para un total de 167 veces. Si ante tantas menciones no es imputado por los representantes del Ministerio Público, estos se expondrían a ser sometidos a la Justicia bajo el mandato de alguna figura jurídica.
0, indignados, ¿Medina Sánchez sería inculpado por grupos de ciudadanos?, y pasaría lo mismo, penosamente por complacencia, con Miriam German Brito, Yeni Berenice Reynoso y Wilson Camacho, tres valientes que se han ganado el respeto de una infinidad de nativos, por su rectitud. ¿Quiere o no la población ver preso a este gobernante 2012-2020?
Para comprobar el tinglado mafioso de largometraje que saqueó al Estado, basta refrescar sólo tres de las operaciones cuyos autos del Ministerio Público están erupcionando cuan un volcán que expulsa, como una caldera en altas temperaturas, lodos, gases, cenizas, escorias y hasta rocas, que atiborran en el manto terrestre criollo.
Pliego Medusa. En este expediente acusatorio de 12 mil 275 páginas, el nombre de Danilo Medina figura en 26 páginas. Dato relevante: la aprobación de diez mil quinientos millones de pesos (RD$ 10,500,000.00) para construcciones y reparaciones de cárceles, sin la correspondiente revisión y con una nota manuscrita dirigida al ministro de Economía, Isidoro Santana (2016-2019), que expresa: “ministro Santana, proceder con esta solicitud, firma: DM”.
Expediente Antipulpo. Con más de 3 mil 500 páginas, al ex mandatario se les cita en 90 ocasiones, y se enfatiza que el enriquecimiento de su hermano Juan Alexis radica en “acciones y omisiones del principal ejecutivo de la nación, Danilo Medina Sánchez”, quien recibió fondos delictivos por intermedio de la Fundación Tornado Fuerzas Vivas y la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado.
También especifica que se pagaron 922 millones de pesos durante la transición, que miembros de su familia “pasaron a multiplicar sus influencias en diferentes instancias del Estado dominicano, empezando, obviamente, por la Presidencia de la República”, y que Juan Alexis, el primer inculpado, “utilizando la Presidencia y la estructura familiar como escudo, organiza un entramado societario para distraer fondos del patrimonio del Estado dominicano”.
Por igual, indica que Danilo Medina aprobó exoneraciones de aranceles de equipos médicos, contratados en actos de compras irregulares en los cuales ganaron las compañías vinculadas con su hermano, para suplir a 56 hospitales intervenidos en el Gobierno.
Sumario Calamar. En el 2019 Medina convocó a varios encumbrados miembros de su equipo político a un encuentro en su despacho del Palacio Nacional, a los que instruyó a buscar, ilícitamente, recursos financieros para las campañas electorales de ese año y del 2020. Dos choferes admitieron en los interrogatorios que transportaron dinero en vehículos blindados del Banco de Reservas.
Insólito: el desfalco se calcula en más de 150 mil millones de pesos. Calladamente, la indignación trota silente. Indigesta cuando la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca) revela datos escalofriantes. Ha calificado como “sin precedentes” el esquema levantado por los inculpados de lavado de activos, soborno, falsificación, compras y ventas irregulares, extorsión y financiación ilegal de campañas políticas, entre otras.
Con los pantalones largos, el Ministerio Público ha advertido que los que les evidencien responsabilidad penal, sin excluir absolutamente a nadie, será objeto de un proceso. Y, en ese andrajo, en torno a Medina Sánchez han surgido dos interrogantes claves: ¿Será liberado de acusación por el Ministerio Público?, o ¿cree usted que, brinque o salte, terminará en la amarra de la soga judicial?
El temporal tropical no ha pasado, aunque en su trayectoria ha reducido su intensidad y su ronroneo, como su hidrometeorológica fase de doble cara. Todavía no se debe hervir el agua, porque el ciclón, en el vaivén de su micro y macroescala, surca por las masas de aire frío y caliente.
El film no ha concluido. El escándalo mayúsculo (¡oh, visita sorpresa: ¿acaso 64 mil millones de pesos?) no ha pasado. El futuro de Danilo Medina presea oscuro, por más que huya y busque refugio, como meterse en el Parlamento Centroamericano (Parlacen), enclavado en la central zona 5 de Ciudad Guatemala, y por otras excusas que arguya.
Con los ojos cerrados, tenemos que rezar/orar para que la providencia omnipresente derrame su gracia bendita y su caricia sobre su cuerpo, esperanzados nosotros de que desaparezca su padecimiento curable, recupere su salud y afronte, como un atleta gallardo, las imputaciones que habrán de darle batacazos y que sea juzgado por jueces ataviados con la indumentaria de la neutralidad y la ecuanimidad. Los dictadores Augusto Pinochet Ugarte (1915-2006) y Alberto Fujimori Fujimori (1938-2023) se registran como precedentes en la búsqueda de justicia.
Pinochet Ugarte, quien subió a la Presidencia de Chile tras un cruento golpe de Estado, el 11 de septiembre de 1973, y luego de dejar el poder (1990) fue arrestado en Londres (1998), acusados de crímenes y corrupción. En varias ocasiones en su país, además de perder en dos momentos su inmunidad parlamentaria, no obstante los alegatos de diabetes, asma, artritis, hipotiroidismo, demencia senil y otras docencias. Murió a los 91 años.
Sentenciado a 25 años de prisión por apropiación de fondos públicos, asesinatos y otros delitos, el ex presidente de Perú, Alberto Fujimori (85 años) calienta la prisión desde el 2007. En el 2017 se benefició de un indulto presidencial -por padecer de cáncer en la lengua, gastritis hemorrágica, hipertensión, taquicardia y otras dolencias-, pero en el 2018 un tribunal de la Corte Suprema de su país lo anuló, acogiendo el reclamo popular de “Ni olvido ni perdón”, y el ex mandatario regresó a la cárcel.
Si por padecimientos de salud fuera, pocos serían encausados y enclaustrados tras las rejas. Como si sintiera que está a un paso de hacer noches en el calabozo, Medina Sánchez repele desafiante, en el oleaje de la velada advertencia de que el sometimiento a la Justicia de tres ex presidentes latinoamericanos ha reventado en inestabilidad política. ¿Romperá la fuente de los legajos investigativos del tiburón, en el sumario: 1) descrédito/antipulpiano, 2) ansia/coralina, 3) agobio/caracoliano, 4) medusa/alcaponiana, y 5) congoja/calamarina?
Cordialmente,
Oscar López Reyes.
Periodista-mercadólogo, escritor y articulista de El Nacional,
Ex Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas.
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