José Gómez Cerda.
El discurso más político que ha pronunciado mi líder ocurrió hace muchos años, que encierra principios, valores y ética, para todas las generaciones, especialmente los jóvenes. Desde que tengo uso de razón he seguido a mi líder…
Se anunció que el líder iba a hablar al pueblo, los seguidores enviaron mensajes a sus amigos y compañeros, inclusive formaron una red de WhatsApp, recordando la hora, fecha, con un mapa del lugar, que era una montaña, donde él pronunciaría su discurso.
Los encargados de divulgar este mensaje eran los periodistas Marcos, Mateo, Juan y Lucas, a quienes algunos conocen como “Los evangelistas”, su discurso tendría una buena audiencia.
Para mi líder comenzar a hablar al público subió a un lugar donde todos los podían ver y escuchar, así comenzó a hablar, para que todos lo escucharan bien. Sus seguidores se acercaron para respaldar su discurso.
Algunos llevaron sus celulares, tabletas, muchos aspiraban hacer un selfie con el líder político, y después subirla a Facebook, o ponerla en su blog.
Los periodistas y comunicadores sociales ocuparon lugares preferenciales para trasmitir en vivo y directo esa alocución.
Las intervenciones públicas del líder son diferentes a los tradicionales que hablan demagogia para engañar al pueblo. Él tiene un lenguaje claro y preciso; sólo habla la verdad.
El comenzó diciendo que llevará al poder, junto con él, a los pobres, para que tengan una representación en el poder político, también incluirá en su gobierno a los débiles, a quienes repartirá las tierras, hará una reforma agraria eficaz. Ayudará a que nadie vuelva a derramar lágrimas por su pobreza o miseria.
“Nadie tendrá motivos para llorar, nosotros les daremos felicidades permanentes”. Comenzó diciendo en su discurso.
La pobreza, la miseria y el hambre serán eliminadas, porque el nuevo sistema, llevará un equilibrio político, económico y social, nadie se lamentará, todos estarán confiados en la estabilidad.
¡La nueva sociedad estará basada en la igualdad para todos!
Todos podrán ver al hombre más superior de la historia, y podrán conversar con él, los humildes serán ensalzados, juntos con sus descendientes.
Todos aquellos que tengan asuntos pendientes con la sociedad, los perseguidos por la justicia, serán tratados, como personas humanas, pero quienes hayan cometidos robos y corrupción serán condenados.
Tradicionalmente los políticos se distinguen por atacar y ridiculizar a sus enemigos, sin embargo, mi líder reconoce todas las buenas intenciones de los que están en la vida pública.
Aquellos que son perseguidos injustamente, serán descargados, simplemente tienen que respetar las leyes, estar con las enseñanzas del líder. No estarán presos solo los pobres, sino los que violen las leyes, en especial los ricos.
Él le dijo en su discurso que todos tendrán muchos beneficios, reconociendo a los grandes políticos que han dado un legado histórico positivo para el bienestar de la sociedad, en especial la protección a los más débiles, los pobres de solemnidad.
Explicó en su alocución, que tendremos un sabor de pueblo, agradable para todos, iluminaremos todos los pueblos, que brillarán desde lejos, nuestras obras resplandecerán.
Dijo: Nuestro gobernar no será para reemplazar lo bueno que hicieron otros, dijo- sino para complementarlas, hacer un sistema de continuidad, terminaremos las obras que han comenzado que están inconclusas, las terminaremos y las entregamos al pueblo; a los pobres.
Todos los que lo deseen podrán entrar, donde no faltará nada; sin embargo, los que no son honestos, los corruptos, no entrarán, y pagarán sus culpas.
El líder recitó el poema más humano que se conoce, reconocido como el Padre Nuestro, después invitó a todo el público presente a que se abrazaran, en señal de paz y amor.
Nos invitó a todos hacer el bien al prójimo, como práctica social y política para todos, como un segundo mandamiento.
El centro de su discurso fue este;
“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos, Bienaventurados los mansos y humildes, porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia o de ser justos y santos, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los que tienen puro su corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia o por ser justos, porque de ellos es el reino de los cielos.”
Continuó diciendo; “Dichosos serán cuando los hombres por mi causa los maldijeren y los persiguieran y dijeren con mentira toda suerte de mal contra ustedes.
Alégrense entonces y regocíjense, porque es muy grande la recompensa que les aguarda en los cielos. Del mismo modo persiguieron a los profetas que ha habido antes de ustedes.
Ustedes son la sal de la tierra. Y si la sal se hace insípida, ¿con qué se le volverá el sabor? para nada sirve ya, sino para ser arrojada y pisada de las gentes”
“Ustedes son la luz del mundo. No se puede encubrir una ciudad edificada sobre un monte. Ni se enciende la luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero, a fin de que alumbre a todos los de la casa.
Brille así su luz ante los hombres, de manera que vean las buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.
Cuando el líder terminó su discurso, las multitudes quedaron admiradas de su doctrina, pues enseñaba como el que tiene mayor autoridad en las enseñanzas.
Mi líder político es Jesús, el hijo del carpintero. Esta alocución se ha llamado “El Sermón de la Montaña”, alabando a los bienaventurados.
Este es el principal discurso político del cristianismo.
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