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sábado, 13 de diciembre de 2008
LAS CHACHARAS DE HENRY TEJEDA: DE PANDILLAS Y PERROS
Señores, las pandillas de delincuentes, como los servicios públicos de Radio Guarachita, que no tenían hora fija para ser pasados, tampoco éstas tienen lugar, hora, ni lugar para enfrentarse a: tiros, cuchilladas, machetazos y cuantas vainas mas encuentren con tal de dejar “tullíos” y hasta sacarle las lombrices a sus contrarios.
Las pandillas se han puesto de moda, pues no es raro ver pandillas de políticos, pandillas de choferes, pandillas de borrachones, como Los Kawasakis, pandillas de policías, de marinos, de guardias, de pendejos (en esa estoy yo) y de otras clases mas.
Lo digo porque hace un par de sábados me dirigía a mi Tipí (entiéndase casa, El Tipi era la casa de los indios norteamericanos, una choza), Quisqueya, pues venia de empinar el codo, a eso de las dos de la mañana.
Aprovecho para exhortar a mis lectores que cuiden su salud, ya que, los infartos también están de moda, yo por mi parte lo que mas cuido es el codo, como hacen con los pitchers cuando han lanzado mucho en un juego, que le meten el brazo “con tó” en agua tibia, así hago yo, cuando vengo de una juerga que ha durado varias horas, hago lo propio para no tener que alquilar luego a un haitiano para que me ayude a empinar mi querido codo.
Cuando vaya a “ingerir”, aclaro, lo del haitiano no es racismo, sino, que me haría el trabajo mas barato que un dominicano.
Pues bien, les decía que venia de una sesión de sorbos del etílico, fruto del serrucho que hago regularmente con mi amigo Enriquito (nos tomamos un Maco Toro, o sea, un litro), y cuando llegué al parquecito de Quisqueya, oigo un reperpero tan grande que me paré a curiosear, cosa que no debí haber hecho porque si es un pleito de pandillas, puede salirme un pasaporte gratis para que firme con los Carmelitas.
Como estaba oscuro, giré mi cacharra (mi anciana camioneta, compañera de tragos y de infortunios), hacia el lugar del molote y, ¡vaya sorpresa que me llevé, estaba correcto en mis pensamientos, eran dos pandillas si, pero dos pandillas de perros que se disputaban, no un punto de drogas, sino, una desgarbada perra, sucia, achacosa, pero que muy descaradamente enseñaba las tetas, y al verla me dije:
“carajo, pero cómo es posible que tantos perros se estén peleando por esa vaina que no parece ni siquiera una perra, pero, que va, para el gusto se hicieron los colores y si a ellos les gusta su “Tiriguillo” no tengo que meterme en sus vidas, al fin y al cabo son perros, eso fue lo que me dije.
Ya ven lo que les decía, que las pandillas están tan de moda, que hasta los perros se están organizando y quiero agregar que, una de las pandillas de perros reside en Quisqueya Vieja, liderada por un gran perro blanco, que caminaba muy altanero y pensé: “Bueno, ese perro debe ser el “Don” y mirándolo bien e imaginándomelo con un traje de Saco y corbata, pensé que vestido así, cualquiera lo confunde con un hijo, o con el propio George Bush (perdón, es que odio los asesinos). La otra pandilla de perros tiene su domicilio en el Barrio Obrero (Quisqueya Nueva).
¡Ay, esos jodios perros, los odio al verlos de madrugada, porque una vez, en San José de Ocoa, mi pueblo natal, salía yo como a las tres de la mañana de una fritura, la única que estaba abierta a esa hora, rematándole lo que le quedaba en venta, unos fritos mustios y tres trozos de Bofe que parecían medias suelas de zapatos, y tan solo de mirarlos (a los trozos de Bofe) supe que me iban a dar batalla en la boca. Había también Una rueda de salami pero no la quise porque se me parecía a la llaga que le hace el aparejo a un mulo en el lomo.
Bueno, salí de ahí, y cuando estaba por llegar a mi casa, metí un pie en un hueco donde una vez había una parrilla para filtrar el agua pluvial. Qué joder (y yo con esta “Jambre” a esa hora), ahora que hago?, bueno, el hecho es que, con el traspié, la fundita de la fritura fue a caer como a dos metros de distancia, y mientras trataba de zafarme, ahí mismo llegó Belcebú, si carajazo, así puedo llamarle a ese desgraciao perro que agarró la fundita y empezó a darse , lo que para él seria un banquete a esa hora, así es que mientras él daba cuenta de mi cena, yo estaba “atrabancao”.
¡Ay, qué ganas de asesinar al maldito perro me entraron, tantas, que pensé buscar trabajo en Salud Publica para hacer redadas contra esos miserables perros, pues en ese tiempo era Salud Publica que se encargaba de eso en Ocoa.
Bueno, la cosa es que veía cómo ese hijo’e puta perro solo le estaba entrando a mi querido bofe, solo atiné a vocearle: “Pero maldito perro, come fritos también!!!!!!, esto lo hice con la esperanza de que cuando me llegara a zafar, por lo menos me quedara aunque sea una viruta de bofe, pero que va, se lo tragó todo el azaroso.
Por último, quiero aprovechar para exhortar a los políticos para que hagan algo que valga la pena aquí en La Romana, comprando varios miles de Brassieres (sujetadores), para que se los pongan a todas esas perras hembras que deambulan por las calles, enseñando las tetazas al aire libre sin ningún pudor, que no se lo dejen todo al ayuntamiento, por lo menos hasta que se consiga el 10 por ciento que sueña el Dr José Reyes. Lo estoy defendiendo Dr, y.. gratis, je je,je
Henry Osvaldo Tejeda
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2 comentarios:
Muy buena padre, muy buena!
Jjajajjaja, me encantó Henry, gracias por compartirla, un abrazo.-
Ana
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