por Henry Osvaldo Tejeda
elpidiotolentino@hotmail.com; elpidiotolentino@gmail.comComo estas chácharas son algo cortas, quiero adornarlas con algo, y qué mejor adornos que: Luisito Martí, Jack Veneno el del salchichón, Fefita La Priprisera, el Super Chef y diez mil asesores mas
con sueldos astronómicos, mientras en las comunidades, los munícipes, se ven impedidos de lograr su desarrollo por la falta de un dinero que se lo estan tragando una partida de vagos y de garrapatas.
Los dominicanos somos sui generis, podemos parecernos en algo al resto del mundo pero, que va,
somos "Otra Cosa", como le decian a Olga Lara, para diferenciarla de Vickiana.
Cuando el dominicano se encojona, a lo primero que le echa manos, es al idioma nuestro, lo destrozamos de tal forma que, si Cervantes estuviera vivo, ya se hubiera mochado la única mano que tenia al momento de firmar con los Padres de San Pedro (dicen que perdió la otra mano en Lepanto, pero pudo haber sido por meter la mano en unos sostenes sin permiso), le hubiera solicitado a Zapatero que, retirara la embajada española de este pais, y hasta amenazaría con recoger todas las ediciones del Quijote y, en un acto público (no oral ni contradictorio), pasarse el libro por la ranura que divide las dos montañas traseras y pelúas de su esquelética existencia, en repúdio a la manera tan asquerosa de hablar del dominicano, el idioma Español.
En este país, no nos sentimos satisfechos con las palabras que nos dá el idioma para desahogarnos de nuestros encojonamientos, pues éstos, superan con creces lo exímio del alcance de esas palabras castellanas, por ejemplo: la palabra "Coño" que tanto usamos, la decimos por cualquier pequeñez, veamos:
"Coño, se me olvidó pagar el teléfono (Coooooño, ahora que hablo de eso, es verdad que se me ha olvidado pagar el teléfono, que joder, ahora tendré que hacer un lío, no, no se rian, es cierto lo que digo), esta palabra (coño) en este caso se ajusta perfectamente a la magnitud del problema, pero amigos mios, cuando vas corriendo descalzo, y por mano'el Diablo tropiezas con una piedra "afilá", o te caes y te das con un tocón en los cojones, no me digan ustedes que la palabra coño es suficiente para desahogarse uno de ese trancazo, ahí es cuando consideramos el sustituir la dichosa palabra esa (o anexarle letras) por otras de mas sazón, por considerar que ya el coño no tapará o mitigará el dolor, ahí es cuando creemos necesario anexarle un adorno como:
"Coñazazazo, malditaza piedra del carajazo, recontracoño, piedra hija de la gran putaza!!!!
Ven lo que les digo?, en esas palabras encontramos la contraparte perfecta de nuestro dolor. Lo malo de ese golpe del que hablé, es que, uno no se puede dar masajes por ahi, sintiéndonos mas impotentes aún y el encojonamiento es doble.
El dominicano es tan agentao y hasta estúpido que, prefiere explotarse por dentro antes que quejarse en voz alta por un dolor en esa región de Las Verijas, porque piensa que eso desacredita a un verdadero macho. Yo no soy asi, si tengo que encuerme en la calle con tal de que me echen agua en esa parte oscura de los materiales colgantes, lo hago, ayy, si..
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