SANTO DOMINGO.- José tenía tantos
problemas que ya no sabía qué hacer con su vida. Cuando no era la rinitis que
lo mantenía congestionado, sin poder respirar por la nariz, estornudando a cada
instante y votando líquido por las fosas
nasales, como una llave abierta, era la sinusitis que lo atormentaba con
fuertes dolores de cabeza y picazón en los ojos.
En otras
ocasiones se le llenaba el cuerpo de ronchas, de manchas rojas o sencillamente
se le tapaba la garganta de tal forma que le impedía la entrada y salida de
aire y la oxigenación de la sangre y del cerebro.
No fueron pocas
las ocasiones que tuvo que internarse en el hospital del pueblo, afectado por
diarreas, fiebre, dolores estomacales y en todo el cuerpo, y lo peor es que
ahora se le ha descubierto una enfermedad rara en la sangre que lo mantiene con
un ardor y una zozobra permanente.
El caso de José
es uno más de los tantos que afectan a los residentes en Los Conuquitos, donde
las aguas residuales corren por las cunetas y van a parar a una cañada
descubierta ,de donde brotan millones de mosquitos y otras alimañas, y de ahí
al río Babonuco de cuyas agua se sirve todo el mundo.
Pero Los
Conuquitos no es un caso aislado, forma parte del eslabón que es toda República
Dominicana, donde menos del 13 por ciento de las aguas residuales municipales
son tratadas antes de su descarga en ríos, mares o lagos.
El caso
particular de Santo Domingo, donde se concentra la mayor cantidad de
industrias, de empresas, de viviendas, de fuentes contaminantes, es lo suficientemente ilustratorio, pues sólo
existen 16 plantas de tratamiento y de éstas sólo dos funcionan.
La falta de
tratamiento de las aguas residuales provoca la pérdida de calidad y
aprovechamiento para uso doméstico, agrícola e industrial.
Y como si esto
fuera poco, Omar Ramírez Tejada, vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional
para el Cambio Climático y la MDL,
afirma que sólo el 89% de la población de América Latina y El Caribe tiene
acceso a una fuente de agua potable y que sólo el 75% de la población tiene
acceso a servicios de saneamiento.
Agrega que el 5%
más pobre de la población apenas llega al 40% en cobertura del servicio de
saneamiento, mientras que el 5% más rico llega prácticamente al 100%.
Durante la
exposición que presentó en el seminario sobre Periodismo y Medio Ambiente,
organizado por el Colegio Dominicano de Periodistas, Ramírez precisa que en las
ciudades de la Región, el 13% de la población no tiene acceso a un servicio de
saneamiento, mientras que 7% no tiene acceso a una fuente de agua potable.
En tanto que en las
zonas rurales de América Latina y El Caribe, donde vive el 25% de la población,
el problema está vinculado principalmente
a la escasez de agua, pues el 39% de la población de estas zonas no tiene
acceso a una fuente de agua potable, mientras que 52% no tiene acceso a un
servicio de saneamiento.
Si a todo esto
sumamos los efectos del cambio climático, tales como incremento de la
temperatura, sequías prolongadas y fuera de tiempo, que acaban con las
plantaciones, intensos aguaceros que se llevan todo a su paso, incluyendo las
plantaciones, y provocan grandes inundaciones, tormentas, huracanes,
destrucción de los corales marinos, hay que concluir que si el ser humano no
aprende a convivir con la naturaleza, estará abocado a destruir el planeta y
con ello a él mismo.
Además de
construir cuantas plantas sean necesarias para tratar las aguas residuales, los
dominicanos y los ciudadanos del mundo tienen el reto de reducir considerablemente
la quema de combustibles fósiles para
abastecimiento de fuentes energéticas.
También, la de reducir la deforestación para
abastecimiento de fuentes energéticas, ampliación de la frontera agrícola,
nuevas urbanizaciones, entre otras.
Además, reducir al mínimo la contaminación de
fuentes de aguas superficiales, degradación de ecosistemas marinos, así como
detener el desarrollo
territorial no planificado y las presiones sociales, el crecimiento desordenado
de la población y la falta de planificación urbana, incluyendo la planificación
costera, uso de recursos, etc.
Asimismo, el ser humano está precisado a
detener las prácticas agrícolas insostenibles, la quema en la agricultura, el sobreuso
de fertilizantes, la mala disposición de residuos y de excretas animales, entre
otras acciones dañinas al medio ambiente.
Deberá observar
la integración entre la gestión del agua y los planes nacionales de
desarrollo; identificar la interrelación
entre agua, pobreza y derechos humanos, agua y saneamiento, y evaluar el agua
en el Planeamiento Urbano.
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