Había abandonado la tranquilidad de su hogar, de una familia de clase media alta, para convivir con los trabajadores y los campesinos, asumiendo la responsbailidad que le encomendara su partido.
Miguel Mejía
Especial para el Listín Diario
Un día como hoy, hace 44 años, fue asesinado de la manera más vil, cobarde e inhumana un joven que pese a su poca edad, 28 años, había consagrado lo mejor de su juventud a la lucha por el bienestar de su pueblo, militando en una organización revolucionaria bajo la ideología marxista-leninista. Los que encomendaron su muerte y sus ejecutores no tomaron en cuenta el sentimiento religioso de nuestro pueblo ni el significado de la conmemoración de esta fecha dedicada a la Virgen de Las Mercedes.
No tuve el honor y privilegio de haber tratado a Amín Abel Hasbún, pese a que inicié la carrera política en la lucha revolucionaria en el año 1969, en el otrora Movimiento Popular Dominicano, MPD, partido del que Amín era miembro dirigente; apenas me iniciaba en la lucha política, muy joven y no tenía el tiempo para ostentar responsabilidad dentro del partido. Después de su asesinato conocí sus dotes, aunque varias veces le vi visitando la casa de la militante emepedeista Hilda Gautreaux de Penson, en la calle Juana Saltitopa del sector Villa Francisca, donde inicié mis primeros pasos en el quehacer político.
Luego de su asesinato, el pueblo dominicano y el mundo pudieron conocer las cualidades excepcionales de este joven de origen palestino, hijo de los señores Mahoma Abel y Liliana Hasbún, nacido el 12 de octubre de 1942, en la capital dominicana. Sus padres se desempeñaban como comerciantes, tenían una tienda de tejidos en la parte alta de la avenida Duarte; tuve la oportunidad de conocerles. Cada vez que pasaba por el frente de esa tienda veía a Don Mahoma con un rostro apagado que jamás volvió a sonreír desde el fatídico asesinato de su hijo.
Entre los atributos de Amín que hemos conocido está su condición de buen estudiante, graduándose Suma Cum Laude en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en ingeniería civil; excelente militante revolucionario con profunda convicción de transformar la sociedad dominicana, gobernada en ese momento por el doctor Joaquín Balaguer, los años más represivos de su mandato, convirtiéndola en una dictadura, donde prevalecía la intolerancia; disentir de su estilo de gobernar se constituía en una infracción que se pagaba con la vida, la deportación, encarcelamiento, desaparición o la tenaz persecución. Ser buen esposo y buen padre fueron otras cualidades de Amín.
El buen sentimiento de padre y esposo, pese a la persecución ordenada en su contra por el régimen, llevó a Amín a trasladarse desde La Romana, adonde lo envió su partido para preservarle la vida, y presentarse a la residencia donde vivía su esposa Mirna Santos, embarazada, con su hijo de dos años, Van Troi. Se ha dicho que desde una entidad bancaria ubicada enfrente de su vivienda se había montado una vigilancia veinticuatro horas; sus perseguidores fueron informados de su presencia, y se presentaron en el interior de su residencia para lograr su propósito de segarle la vida, delante de su esposa y de su niño.
Él no hizo resistencia, cuenta Mirna que tuvo tiempo para cargar a su pequeño Van Troi y pedirle que le cantara la canción que aprendió en la escuela, a lo que esta criatura muy ajena al momento que se vivía y su desenlace, le cantó “La Cucaracha”; fue como un himno de despedida a su padre amoroso, valiente, responsable y firme, asesinado de la manera más cobarde que pueda registrar la historia de crímenes en este país.
Amín había abandonado la tranquilidad de su hogar, de una familia de clase media alta para convivir con los trabajadores, con los campesinos, asumiendo la responsabilidad que le encomendara su partido. Nos cuenta Don Rafael Chaljub que del camarada Amín conoció primero el nombre y la fama que al personaje; apareció en una foto que recorrió el mundo en 1964, encabezando una huelga de hambre junto a sus compañeros en demanda de diversas reivindicaciones estudiantiles y junto a otros dirigentes universitarios, entre ellos Narciso González, dirigió la marcha al Palacio Nacional que fue ametrallada por la policía dejando varios muertos, incluida la joven Amelia Ricart Calventi. Enfatiza Don Rafael que llamó su atención la preclara inteligencia de Amín; las luces de inteligencia y conocimiento que parecían brotar de su frente, joven estudioso con gran capacidad de redacción y habilidad para la exposición oral; su modestia, serenidad y disposición para escuchar aún en medio de las polémicas más encendidas.
Amín escritor
Amín fue apresado el 16 de febrero de 1968 en la Sección de Arenoso, Provincia Duarte, enviado a La Victoria acusado junto a otros compañeros de realizar actividades revolucionarias entre los campesinos de la zona y los parceleros del Proyecto de la Reforma Agraria en Limón del Yuna. Su permanencia en la cárcel fue aprovechada para desarrollar su potencial como escritor; produjo varios documentos que eran leídos con avidez por muchos revolucionarios de la época; entre éstos sobresale el último titulado “Miedo”, se encuentra en las páginas 358.365 del libro “Políticos Presos” de Ramón Alberto Ferreras (El Chino). Narra sus vivencias en la cárcel y habla de la lucha que se desarrolla entre el interrogador y el interrogado, el torturador y el torturado, el verdugo y el fusilado. En síntesis, el enfrentamiento del policía y el calié con el cuadro comunista o el revolucionario, para aseverar que es un enfrentamiento del miedo contra el miedo. Y llega a la conclusión de que si algún comunista o revolucionario dice que no ha sentido ni siente miedo demuestra que no es sincero o que no ha caído preso nunca; o no es revolucionario ni mucho menos comunista.
“Todos los reaccionarios, comenzando por los “tutumpotes” criollos y sus amos yanquis y terminado con sus policías y calieses sienten un miedo tremendo ante: El creciente aislamiento y debilidad del régimen balagueristaÖ.; el desarrollo poderoso de los comandos clandestinos; el despertar poderoso de las grandes masas campesinas; la división cada vez mayor dentro de las fuerzas armadas; por eso el miedo de los que interrogan es mayor que el de los interrogados y cuando torturan lo hacen con el temor de que los golpes ni las torturas sirven para detener la marcha revolucionaria”; analiza Amín en su artículo la situación de la época.
“América Latina Busca su Camino”, su libro inconcluso tras su asesinato, publicado en noviembre de 1972. En el capítulo inconcluso analizaba las experiencias de la Revolución de Abril del 65 y la intervención norteamericana. Reafirmaba que Latinoamérica y cada país en particular tiene que elaborar su propia línea política revolucionaria, para poder orientar el destino de su pueblo. Promotor de la necesidad de aprender de las experiencias internacionales, aunque basados en la propia realidad y con miras a “construir nuestro propio camino”. “El Limpiabotas” es otra de sus obras.
VIVE EN EL CORAZON Homenajes después de su desaparición física
Siempre se le recuerda como uno de los políticos marxistas de más sólida formación teórica y un destacado joven luchador de firme acción que supo con su ejemplo demostrar su teoría con la práctica.
El edificio de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la UASD lleva su nombre, asimismo una calle en el municipio Santo Domingo Este y el tramo de la Avenida Núñez de Cáceres entre las Avenidas Correa y Cidrón e Independencia en la Zona Universitaria.
Desde 1970, cada 24 de septiembre revive en el corazón de los dominicanos y del movimiento revolucionario el ejemplo de un joven luchador, entregado con firmeza a la lucha por la democracia y la justicia social en la República Dominicana. Es el mejor homenaje a este inmortal joven dominicano que con su labor ejemplarizante sembró semillas de valentía, firmeza, coraje y patriotismo. Y que constituye una referencia política, histórica y moral para nuestro pueblo y para el movimiento revolucionario, dejando un legado histórico de su pensamiento y pragmatismo.
Qué lección nos deja este horrendo crimen? La lección amarga de la represión y la intolerancia políticas que generalmente lleva a los pueblos a rebelarse por su libertad.
Hoy, a 44 años, con un crimen impune, tenemos una gran responsabilidad, y es hacer que esta nueva generación conozca al Amín hijo, padre, estudiante, político, al Amín Camarada. Solo nos resta repetir la frase que concluye “Miedo” ¡Y es que los revolucionarios seguimos haciendo la Revolución, aún después de muertos! Cuando ya no tenemos vida para empuñar un fusil, ¡Todavía nos quedan los huesos para que sirvan de bandera!.
elpidiotolentino@hotmail.com; elpidiotolentino@gmail.com
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