Para cualquier persona, no importa su nivel social, económico, político, cultural, el tener a manos uno o más billetes de la denominación de dos mil pesos, debe ser un motivo de satisfacción, alegría, logro, justificación de un pago, y lo mejor, posibilidad de adquirir cualquier artículo o servicio que necesite.
Pero lo cierto y real en este nuestro país es que tener una moneda o billete de dos mil pesos es un real dolor de cabeza. Si alguien le paga por la razón que sea con dos mil pesos, empiece a rezar a ver como compra o lo cambia, porque no es fácil.
La mayoría de los colmados, tiendas, ventorrillos, kioskos, etc., tienen un letrero que a lejos se ve: NO TOGEMOS BILLETES DE A DOS MIL PESOS. Siga caminando y llegue a una estación de combustibles (gas, gasolina, gasolil) e igualmente no le reciben esa moneda.
Evidentemente donde único le reciben ese tipo de billete (dos mil pesos) es en el banco, y usted que ha tenido la suerte de generar esa entrada, de inmediato tiene la desgracia, desdicha, inconveniente, problema, de tener que ir a un banco a hacer una fila, para ver si el cajero le quiere cambiar ese dinero.
También puede lograr cambiarlo si va a una de esas grandes tiendas la ciudad y encontrarse con una cajera conocida para que le haga el favor, y si no la conoce, prepáreselo a literalmente sucionárselo para que le cambie ese billete o consuma sin necesidad no menos de doscientos pesos para que se cobren de allí.
Ponga en el listado de donde cogen dos mil pesos son los transportistas. Perdí una guagua a Bávaro porque al cobrador le advertí que tenía dos mil pesos. El control me dijo que no tenía que ver con eso. La siguiente guagua a Higüey también la perdí, y tuve que salir a una tienda y hacer un consumo para cambiar ese billete.
Si no se le tiene confianza, si es de poca circulación, si crea tantos inconvenientes, aunque dice en letras bien pequeñitas que "Este billete tiene fuerza loiberatoria para el pago de todas las obligaciones públicas y privadas", lo cierto es que al parecer ese billete no sirve para nada, a no ser ponerlo a coger lucha.
El Banco Central debe estudiar y determinar hacer lo que hizo Estados Unidos, ya no produce los billetes de 500, 1.000, 5.000 o 10.000 dólares. El Departamento del Tesoro y la Reserva Federal cesó la circulación de los billetes en julio de 1969. Muy poca gente tenía uso de tales denominaciones monetarias tan grandes, por lo que se suspendió por su falta de uso.
Como me alega a cada momento mi amigo y compañero de labores, el abogado y comunicador Carlos Rodríguez, "copien de esa gran nación", y digo yo, dejemos la hipocresía de creer que somos sólidos económicamente porque tenemos billetes de a dos mil pesos.
No todo al que le cae por suerte o desgracia esa moneda en su mano, tiene el tiempo y posibilidad de ir a un banco para poder usarlo.
EL BILLETE DE DOS MIL PESOS AQUÍ NO SIRVE PARA NADA, SOLO PARA HACERNOS COGER LUCHA SIN NECESIDAD.
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