Por CÁNDIDA FIGUEREO Periodista-residente en Santo Domingo
Los cambios en las políticas migratorias van in crescendo en las naciones con economías más avanzadas en el planeta, razón más que sobrada para que los países que transitan el subdesarrollo no se dejen absorber de foráneos que representan una carga económica irascible.
Como renuentes a esa concesión de no recibir indocumentados figuran Australia, Austria, Bélgica, Chipre, República Checa, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Islandia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Corea, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Portugal, Singapur, República Eslovaca, Eslovenia, España, Suecia, Suiza y Reino Unido.
Una publicación del Centro para Estudios de la Inmigración con sede en Washington, Estados Unidos, de la que se hizo eco la prensa local el 6 de diciembre del 2013, revela que igual situación se reedita en 160 naciones de un total 194 países a nivel mundial, donde se incluye a la República Dominicana.
Resulta que el 4 de marzo del 2014 John F. Kelly, en su calidad de jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, destaca la colaboración dominicana “para contener la emigración ilegal de haitianos hacia los Estados Unidos y reconoció los esfuerzos que hace el país para buscar una salida a los centenares de miles de inmigrantes indocumentados a su territorio”.
"Afortunadamente, la República Dominicana es un socio importante en la contención de los flujos migratorios, y ellos trabajan con gran tesón para encontrar una solución al tema de los aproximadamente 200 mil haitianos que residen allá", expuso el general, uno de los militares norteamericanos de mayor mérito, conforme publicó la prensa dominicana en ese momento.
Sin embargo, la pela se la quieren dar a la República Dominicana con los extranjeros ilegales que entran como “Pedro por su casa”, presumiendo que de este lado del territorio se deben quedar de brazos cruzados.
Se asume que todos esos países que no aceptan ilegales en su suelo han sido visitados, sermoneados y condenados por no asumir la responsabilidad ajena.
De suerte que en estos lares, que tiene encima a los ojos de la OEA, se tiene muy claro lo que expresa el artículo 3 en su Constitución del 2010 que puntualiza: “ Inviolabilidad de la soberanía y principio de no intervención.
La soberanía de la Nación dominicana, Estado libre e independiente de todo poder extranjero, es inviolable. Ninguno de los poderes públicos organizados por la presente Constitución puede realizar o permitir la realización de actos que constituyan una intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de la República Dominicana o una injerencia que atente contra la personalidad e integridad del Estado y de los atributos que se le reconocen y consagran en esta Constitución. El principio de la no intervención constituye una norma invariable de la política internacional dominicana”.
La verdad en el terreno, no la supuesta, siempre debe servir para sustentar la realidad en buena lid principalmente en casos de esta naturaleza.
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