Por Manuel Antonio Vega.
Manuel Ant. Vega. |
A veces los hechos acaecidos en lugares remotos, que alcanzan ribetes nacional, son vistos en algunos periódicos tradicionales, a tres o cuatro días de haberse producido.
Las publican para solo tener registro del hecho, pero saben que son noticias fiambres
Algunos medios ya se alimentan del dinamismo que ofrecen las redes sociales como Facebook, Instagram, WhatsApp, YouTube y ahora Telegran, que recrean historias tan pronto se originan.
Los portales digitales de los medios nacionales tradicionales tendrán que dinamizarse y colocar en la cabeza a jóvenes cibernéticos, que vayan a la misma velocidad que los medios de provincias, que ya son referentes en cuánto a consultas.
Un medio digital no puede tener cerebros viejos dirigiendo, tiene que acoplarse con el tiempo, con la velocidad que implica e impone la nueva era de la información digital.
Muchos dejarán de leerse por la monotonía que representan, en una era que impone saber la noticia tan pronto se produce.
Algunos parecen que practican el copyright, que cae en el delito del derecho de autor en las noticias, acción castigada y tipificado dentro de la Ley de Delitos Electrónicos.
Si usted introduce un párrafo de algunas noticias en Google, les sale que esa noticia ha sido publicada igual, lo que significa, que muchos medios tradicionales están plagiando o reproduciendo los que ya han publicados las redes y los portales regionales.
Es evidente, que la prensa digital nacional se viene alimentando de las estructuras digitales que con entusiasmo y dinamismo han surgido en cada demarcación de la geografía nacional.
Tienen los medios digitales de los periódicos nacionales que designar redactores con experiencias en las principales regiones, para actualizar sus páginas.
Deben hacerlo, pues el reporterismo hasta rural está ganando espacio, y casi la batalla.
Hay que observar, como se desplaza la publicidad a los portales de provincias, así como en las páginas de YouTube y Facebook, monetizado por sus protagonistas.
Algunos medios nacionales han ido prescindiendo de veteranos de la literatura periodística, que de un hecho hacían historia por la forma en que iban siendo narrados los acaecidos.
Eran verdaderas historias cronológicas, que enriquecían la semántica y la redacción de los hechos, de una forma que casi hechizaban a los lectores.
Eso se puede rescatar en medio de este torbellino informativo, que ha impuesto la modernidad y la era digital.
Ahora, soy de opinión, que las redes no deben matar la pasión del periodismo de investigación, de la redacción con estilo literario y de corte humano.
El buen periodismo es una pasión, pero las redes están desmotivando a los periodistas apasionados por la profesión.
También hay que decir que los buenos estilos de redacción moldeados, se han ido extrañando de los medios convencionales y digitales.
En los medios hay buenas y nuevas cosechas de periodistas, pero hay que recordar a aquellos estilos que hicieron escuelas y marcaron diferencias abismales entre el ayer y el hoy.
Hoy, muchos medios digitales e impresos salen exhibiendo faltas ortográficas imperdonables. Las dejan caer en titulares, en el lead de cada historia, o simplemente, abunda la cacofonía, la repetición de sonidos poco armónicos y exagerados en una frase.
Como que hacen falta especialistas en las redacciones para mejorar la escritura.
Los medios tradicionales tienen que hacerse de personal preparado en el arte del buen escribir, para no ser cuestionados como sucede con las redes sociales, donde nada anda cónsono con una buena redacción y estilo periodístico.
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