jueves, 10 de noviembre de 2022

Conversaciones con el Padre Manuel González Quevedo; sacerdote Jesuita

José Gómez Cerda.

Manuel González Quevedo, nació en Guarnizo (Santander, España) el 2 de abril de 1904, era el mayor de los cinco hijos de Manuel González Goristidi, maquinista naval, nativo de Astillero, y Presentación Quevedo Cortés, natural de Muslera de Guarnizo.

Manuel González Quevedo fue un trabajador, ingeniero en metalurgia, que entró al Seminario cuando tenía 28 años, quería formarse religiosamente para servir a la educación de jóvenes, para que fueran líderes sociales a todos los niveles, recibiendo el sacerdocio el 30 de julio de 1943 en el templo del Sagrado Corazón, conocido como Santuario de la Gran Promesa, en Valladolid. España.

El Padre Manuel González Quevedo llegó a la República Dominicana en 1943, para hacerse cargo del Seminario Menor, del Santo Cerro, La Vega, hasta 1948. También era Profesor de Ascética y Teología Pastoral, en el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino. En 1949 el Padre Quevedo inicia las Congregaciones Marianas, con seminaristas.

En el ámbito religioso, fue el primer orientador o asesor que tuvo el futuro Instituto Secular Altagraciano (I.S.A.). Y él mismo decidió que su compañero José María Uranga, más a propósito que él, se hiciese cargo del proyecto. Entre sus discípulas más destacadas estaban Alicia Guerra, la doctora Josefina Garrido, Estela Henríquez, Sarita Castaño y Gladys Jacobo.

Siendo Profesor del Seminario Mayor, también hizo labor en el Centro Social de Matahambre, del que ya se había elaborado un censo (111 familias y un total de 1,050 almas), El Padre González Quevedo creó una escuela nocturna para obreros, una cooperativa (“Para luchar contra el vicio y la ignorancia, principales enemigos del pueblo trabajador”) una escuela de economía doméstica, y un dispensario médico (1954).

La confrontación de la Iglesia Católica con el régimen dictatorial de Trujillo tuvo mucho impacto en el Seminario Santo Tomás de Aquino, incluyendo al Padre Quevedo. El 30 de mayo de 1960, el secretario de Interior y Cultos, Rafael Paíno Pichardo, hizo comparecer al P. Mariano Tomé, superior de los jesuitas en el país, acompañado de los padres José María Uranga y Manuel González Quevedo y Ángel Lage Forneiro, para comunicarles en nombre del gobierno, que debían salir lo antes posible del país.

El Padre Manuel González Quevedo, junto a un grupo
de jóvenes de la Congregación Mariana Javier.
Ante la valiente protesta del superior jesuita ante Trujillo, de quien emanaba todo, se dio marcha atrás al asunto. El intento de deportación al Padre González Quevedo indignó a los seminaristas y profesores de seminario. A partir del 3 de enero de 1959, cuando se hizo cargo de la asesoría de la Congregación Universitaria Masculina, conocida entonces como Centro Universitario Javier.

El Padre Manuel González Quevedo, que había sido asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC), en tiempo de Trujillo, fue quién invitó a empleados de las farmacias "Normal", y "Caridad" para formar el primer sindicato que se afilió estatutariamente a la CASC, el 5 de febrero de 1962.

Ese día él había convocado a alrededor de 40 empleados farmacéuticos para darles una conferencia. A petición de Doña Cucha Gómez, empleada de la Farmacia Caridad, que en una reunión anterior le había pedido que llevara algún libro sobre sindicalismo, él dijo;

“Me han solicitado traer un libro sobre sindicalismo, y he traído un libro en persona, se trata de José Gómez Cerda, un antiguo presidente de la JOC en Santo Domingo y de la JOC hispana de Nueva York, también él es uno de los fundadores de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos –CASC”.

Ahí mismo se constituyó el Sindicato Autónomo de la Industria Farmacéutica-SADIF, primer sindicato en afiliarse estatutariamente a la CASC, convirtiendo al Padre Manuel González Quevedo, como promotor del sindicalismo cristiano en la República Dominicana.

Conversé mucho con el Padre Quevedo, el 5 de marzo de 1962, cuando la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), inauguró una oficina para la región Norte del país, situado a la Calle Eladio Victoria No. 26, en Santiago, la cual fue bendecida por el Padre Manuel González Quevedo, S.J.

Bajo la orientación del Padre Quevedo, coordinamos tres cursos para dirigentes sindicales de los Ingenios del Norte (Monte Llano, Amistad, Esperanza y Catarey), en el local de capacitación social. Esta actividad fue organizada por la CASC, bajo la dirección de José Gómez Cerda y el Padre Manuel González Quevedo, S.J.

Conversé varias veces con el padre Quevedo, en el proceso de creación del Colegio La Esperanza, en Santiago. En la Compañía Anónima Tabacalera se firmó el contrato colectivo obrero-patronal, de mayores proporciones, no sólo por la cantidad de viviendas que lograron los trabajadores, sino porque se logró la participación de los trabajadores en los beneficios de la empresa por un equivalente de 4 meses de salarios. Este dinero fue negociado para la elaboración de un PLAN EDUCATIVO PARA LOS HIJOS DE LOS TRABAJADORES, que se concretiza con la instalación del COLEGIO LA ESPERANZA, con un aporte de los trabajadores de sus beneficios y la empresa hizo una aportación de 40,000 pesos. ¡Mucho dinero en esa época!

EL COLEGIO LA ESPERANZA fue una idea del Padre Manuel González Quevedo y del sindicalista José Gómez Cerda. Para que los hijos de los trabajadores tuvieran las mismas oportunidades que las otras clases sociales en materia de educación escolar.

En el principio el Colegio era controlado y dirigido por el Sindicato, con la entusiasta cooperación del Sr. Diógenes Silva, y el Chino Almonte, en representación de la empresa. La Compañía Anónima La Tabacalera.

A petición de Monseñor Juan Félix Pepén, el Padre Quevedo trabajó durante unos diez meses en una zona de La Romana (1964-1965),

Trabajó dos años como coadjutor en la parroquia del Rosario de Dajabón. Otros dos años, 1965-1967 en el Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal, enseñando Sociología y atendiendo también a la Escuela Normal Américo Lugo (1967-1969), y como sustituto del párroco, en el Santo Cerro. Desde la residencia del Santo Cerro, Manuel González Quevedo atendía sobre todo las comunidades rurales de La Lima y Burende, donde estaba casi terminando la nueva capilla. Y allí precisamente tuvo su escenario la última escena de su presencia entre nosotros. El padre Manuel González Quevedo, murió en Burende, La Vega, en el año 1969.

En conversaciones con Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, me ha dicho que; Cuando era seminarista, en los últimos años de la dictadura de Trujillo, el Seminario Santo Tomás de Aquino, era un centro político, y la Iglesia envió al Padre Manuel González Quevedo, para encauzar aquellos seminaristas que tenían vocaciones políticas, de ahí salieron un grupo de seminaristas, y otros que después salieron del Seminario, y se dedicaron a las actividades políticas; porque él tenía la vocación de formar líderes sociales y políticos”.

En 1988 el padre José Luis Sáez publicó su libro titulado LOS JESUITAS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA. I TOMO, dedicó esa obra al padre Manuel González Quevedo.

Cuando escribí mi novela titulada ¡UNIDOS EN LA LUCHA!, uno de los personajes principales se llama PADRE MANUEL GONZÁLEZ QUEVEDO, lo ubicó en tiempos presentes.

En Dajabón, existe un liceo secundario, llamado “Padre Manuel González Quevedo”, en honor a este querido sacerdote español, que vivió y murió en la República Dominicana.

Fue un gran placer para mí conversar, casi en forma permanente, con este ilustre sacerdote Manuel González Quevedo, que formó a muchos dirigentes juveniles, profesionales, sindicalistas, sacerdotes y políticos dominicanos.

 

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