Hay que hacer un trabajo intenso con los cabezas de familias, dirigido a minimizar los niveles de agresiones verbales y físicas, especialmente delante de los hijos, para que estos no vean eso como algo normal e intenten reproducirlo en el futuro, cuando se independicen formando sus propios núcleos familiares.
Es una práctica muy común dentro de los diferentes niveles sociales, especialmente medios y bajos, porque son a los que más he tenido acceso, para comprobar lo que estoy sustentando.
Ahí es donde radican las verdaderas raíces expansivas de la violencia doméstica y de las auto sumisiones de las víctimas, porque tanto hembras como varones ya vienen condicionados para someterse a los designios del abusador, sobre todo, cuando hay una situación de dependencia espiritual, sentimental, económica, social, intelectual o sexual.
Hay parejas que son abusadas desde el primer día de las relaciones íntimas, por ignorancia, machismo o por cualquier otra razón.
Esa primera mala experiencia traumatiza a esa persona para toda la vida, aunque nunca se lo confiese a nadie.
Y si para colmo de males hubo un embarazo en ese primer encuentro, ahí mismo quedó sembrada la semilla de las futuras discordias que más tarde terminará en los tribunales de familia, ya por divorcios, manutención o de violencia doméstica.
En el peor de los casos, esa persona se quedará sometida, sufriendo toda su vida, “por su criatura”, por complacer a alguien o por temor al qué dirán
¿Cuál es entonces la recomendación para evitar todo ese viacrucis? Conocer bien su futura pareja antes de entregarse de manera total. Establecer una buena comunicación y sincerarse en todos los sentidos.
No llevarse solo de las atracciones físicas, de las apariencias superficiales y de las tentaciones sexuales, producto de las revoluciones hormonales que provocan algunas situaciones, a veces incontrolables, cuando se carece de ciertas convicciones y fuerza de voluntad.
Como he reiterado antes y no me cansaré de decirlo, el trabajo preventivo de la violencia doméstica intrafamiliar no es sólo responsabilidad de las autoridades, policiales, judiciales y del Estado en general, es de toda la sociedad, empezando por los jefes del Estado en miniatura, el hogar, los padres y las madres.
Si usted tiene las mismas preocupaciones que yo sobre la materia, vamos a sumar fuerza difundiendo las ideas que puedan conducirnos a un mundo de paz y armonía, empezando por nuestros hogares sagrados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario