Oscar López Reyes.
El 21 de enero de 2024 se cumplieron 100 años del deceso del líder de la facción bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) y fundador tanto del Partido Comunista Ruso como de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Vladímir Ilích Uliánov (Lenin). Este centenario se desliza pertinente para postularlo como el pionero de la propaganda política contemporánea, y replicar el criterio de neurocientíficos de que era un “atleta del pensamiento asociativo”.
Vladimir Lenin (22 de abril de 1870, Uliánovsk, Rusia-21 de enero de 1924, Gorki Léninskive, Rusia), a los 25 años (1895) comprendió que en la arena política “Lo principal es la agitación y la propaganda en todas las capas del pueblo”. Su despliegue asentó la zapata para la formulación más refinadas de teorías coetáneas de la comunicación de masas, como las imágenes (caricaturas y fotografías), cartelerías, estrategias, percepción y sondeos, que distribuyó en una población con un 70% de analfabetas.
Ese legado ha sido redimido por el actual presidente de la República Federal de Rusia, su tocayo Vladimir Putin, quien ante la vanguardista materialidad/efectividad económica/social universal juega en el equilibrio entre el nacionalismo, el socialismo tradicional y el capitalismo, a fin de preservar la herencia de la URSS y consolidar el cambio de sistema estatal.
El ex teniente coronel de la antigua agencia de inteligencia exterior de la KGB de la Unión Soviética no paramientes en poner de relevancia la grandeza nacional del nativo de Uliánovsk -situada a orillas de los ríos Volga y Syiyaga- como uno de los padres de la patria y el más trascendental estadista de Rusia, capaz de unificar el destino nacional y su identidad. En tanto, en el centenario de la revolución del 25 de octubre de 1917 en una encuesta se preguntó a los rusos por los protagonistas de su historia, y Vladimir Lenin obtuvo un 53% de opinión favorable.
Bosquejo histórico. Luego de graduarse de abogado en la Universidad de San Petersburgo, en 1891, emergió como cofundador de la marxista Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera, en la cual sobresalió por divulgar propaganda socialista en las fábricas y organizar la memorable huelga conocida en esa época en la Nación del grupo étnico más extenso del planeta.
En 1897 comenzó a escribir folletos, y en 1900 fundó a Iskra (La Chispa), el primer diario marxista ilegal, que circuló desde el 11 de diciembre, en Leipzig, y en el cual fungió como director y redactor principal. Se distribuía clandestinamente, promoviendo los principios del POSDR, las mejorías de las condiciones de vida de los obreros, los derechos políticos, el descontento contra la gestión estatal del zar Nicolás II y la promoción de la creación de un partido marxista.
Posteriormente, incentivó y orientó la creación de órganos impresos de organizaciones obreras en ciudades rusas y revolucionarios socialistas en el extranjero, como las revistas Nacanunie (Vísperas), editada en Londres, en 1898; Robócheie Dielo (La causa obrera, 1899); Robócheie Dielo (La causa obrera), 1899; Izvestia del Soviet de Diputados Obreros (Izvestia); Rabóchia Gazewta, órgano oficial del partido, 1900; el periódico Luzhni Robochi /El obrero del Sur al Bund, 1900; las revistas marxista y científico-política Zariá (La Aurora), 1901 y 1902, en Stuttgar; Robóchaia Misi (Pensamiento Obrero),1997-1902. y Svoboda (Libertad), editada en Suiza en 1901 y 1902.
Por igual, fue redactor en jefe de Oriketaru (El Proletario), semanario bolchevique clandestino, en 1905, órgano central de POSDR; el 5 de mayo de 1912 fundó a Pravda (La Verdad), primer periódico obrero legal para las masas, órgano del CC del PCUs, y Zviezda (La Estrella), editado en San Petersburgo -1920- 1922-orientado por Lenin desde el extranjero.
Teniendo como blanco de público a los obreros industriales, intelectuales y aldeas, Lenin matizaba que “nuestra tarea esencial es la creación del órgano del partido, su aparición y distribución regulares”, que “el partido posee los medios y las fuerzas suficientes para editarlo no solo en el extranjero, sino también en Rusia”, que “somos partidarios de un desarrollo consecuente de las ideas de Marx y Engels”, de “la polémica abierta” para “fortalecer la unidad ideológica” y la “transmisión de informaciones completas y oportunas” (1). .
En sus escritos, ponía el acento en “las consignas”, “las frases bondadosas”, “los calumniadores”, “los mistificadores”, “la organización del partido”, “la literatura del partido”, “la resolución sobre la libertad de prensa”, “la fraseología revolucionaria”, “cómo deben ser nuestros periódicos” y “la propaganda de la producción”.
En la búsqueda de su objetivo se desvivía que “En cuanto al llamamiento dirigido a las masas para la acción, surgirá por sí mismo, siempre que haya enérgica agitación política y denuncias vivas y resonantes. Sorprender a alguien en flagrante delito y estigmatizarlo en el acto ante todo el mundo y por todas partes, produce mayor efecto que cualquier llamamiento y ejerce muchas veces una influencia tan grande, que más tarde ni siquiera se puede determinar quién fue, propiamente, el que llamó a la muchedumbre y quién, propiamente, el que lanzó tal o cual plan de manifestación, etc.”.
Y, en su interés y pasión pisaba firmemente sus locuciones: “No se puede llamar a la masa a una acción -en el sentido concreto de la palabra, y no en el sentido general- más que en el lugar mismo de la acción; ni se puede exhortar a la acción a los demás sin dar el ejemplo uno mismo y en el acto. A nosotros, publicistas socialdemócratas, nos incumbe ahondar, extender e intensificar las denuncias políticas y la agitación política” (2).
Para convencer en su lucha de clases - en una época en que apenas existían los impresos- recalcó en las imágenes, como la fotografía y el cine, los volantes, las tarjetas postales y los carteles o afiches, 43 de los cuales son icónicos en Europa y otros puntos geográficos.
Tuvieron alto vuelo en la alforja por las figuras y consignas como ¡Proletarios del mundo, uníos!, tierra para el campesino, muerte al capitalismo, adelante hacia la victoria, el rifle está cerca, todo el poder para los soviéts, una Rusia socialista emergerá, ven con nosotros a la granja colectiva, el camarada Lenin barriendo la escoria de la tierra; vergüenza a los llorones, flojos y sin fe; un analfabeto es como un hombre ciego y el comité de cooperativas de consumidores apoya al Ejército Rojo.
La propaganda leninista, que en el siglo XXI se entrecruza comparativa y analíticamente con los modelos hitleriano (Adolfo Hitler) y norteamericano, fue la piedra central en el triunfo de la revolución bolchevique, que instauró el primer Estado socialista del globo terráqueo. Conllevó a la eliminación de la propiedad privada, la entrega de más de 150 millones de hectáreas de tierras a los campesinos, la erradicación del analfabetismo, la protección social y el impulso del desarrollo industrial y tecnológico. Desde 1922, Lenin gobernó a la URSS, hasta su muerte en 1924, por naturales dificultades de salud, y fue sustituido por el escalofriante de José Stalin, secretario general del Partido Comunista.
Más de 40 títulos de Lenin han sido publicados en diversos espacios territoriales, recopilaciones de discursos, artículos y correspondencias. Los más resonantes son El Desarrollo del Capitalismo en Rusia (1899), ¿Qué hacer? (1902); Un paso adelante, dos pasos atrás (1904); Todo el poder a los soviets, Karl Marx (1914), El estado y la revolución (1917); El imperialismo, fase superior del capitalismo (1917); la economía y la política en la era de la dictadura del proletariado (1919), el derecho de las naciones a la autodeterminación, la economía y la política en la era de la dictadura del proletariado (1919) y La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo (1920).
En cursos y talleres efectuados en centros académicos, así como en exposiciones en museos de Estados Unidos y otros países, las técnicas de expresión de artes visuales, fotografías, carteles, películas y tarjetas postales de la Revolución Bolchevique son utilizadas como referentes para cineastas, fotógrafos, reporteros gráficos, y valoradas positivamente por curadores, que las han definido como relevantes y proféticas.
En la superficie con el grupo étnico más numeroso de Europa mezclan la propaganda (difusión de ideas con fines políticos o religiosos) y la publicidad (divulgación con propósitos corporativos y/o comerciales (3). Con miras históricas y turísticas ambientan a los visitantes el tour leninista moscovita: en el mausoleo de la emblemática plaza Roja de Moscú está esplendente, como una majestad, el cuerpo embalsamado de Lenin sin su cerebro, que -para investigaciones- fue cortado en 30 mil 953 rebanadas y colocadas en placas de vidrio. Complementariamente con su momia, realzan sus estatuas en más de 6 mil monumentos en toda Rusia, en edificios públicos, en mosaicos de pasos subterráneos y estaciones del metro.
Como colofón, Vladímir Lenin descuella en el firmamento de los conductores colectivos más acreditados e influyentes del siglo XX, por su genialidad estratégica, que trazó la pauta para encauzar un inédito ciclo histórico de la humanidad: el de las revoluciones contra la descolonización, la independencia de naciones y el reclamo de derechos universales, hasta el santo día de hoy.
Rastreando para descubrir el origen de la brillantez de su talento, su cerebro fue estudiado profundamente por el neurólogo alemán Oskar Vogt (1870-1959), cuyos resultados se conservan discretamente en los muros del Kremlin, mientras que el historiador estadounidense Paul Roderich Gregory escribió el libro “El cerebro de Lenin y otras historias de los archivos secretos soviéticos”.
El adoctrinamiento mediante textos escritos se configura como otra genialidad de Lenin, que posibilitó la liquidación de la burguesía zarista y significó una merma para los imperialismos a nivel global. La propaganda genérica echó raíces en la polis de Roma y Atenas, en la Edad Antigua y la Edad Media, y en 1622 (Edad Moderna) la Iglesia Católica acuñó el término, bajo el papado de Gregorio XV. Por su discurrir, postulamos que Vladimir Lenin se deslinda como el padre de la propaganda política contemporánea.
En la euforia revolucionaria de la República Dominicana de la década de 1970, muchos homenajeamos a Lenin poniéndole su nombre a los vástagos. Mi primera hembra se llama Svethana (1977), hija de Lenin, y el primigenio varón, Enver (1973) -Enver Hoxha- primer ministro de la República Popular Socialista de Albania (1944-1985). Aunque no profesan el comunismo -crecieron en otra circunstancia- son portadores de valores y principios muy acendrados, que pueden servir de modelos a los jóvenes de ahora.
Svethana (Evelin) y Enver, igual que los centros de investigación y los grandes líderes de izquierda -partidarios de la dictadura del proletariado- y derecha de todos los continentes, están obligados a estudiar a Carlos Marx (Alemania) y Lenin (Rusia) -marxismo-leninismo-, Federico Engels (Alemania), José Stalin (Rusia), Mao Tse-Tung o Mao Zedong (China), Hoxha (Albania), León Trotski (Rusia), Antonio Gramschi (Italia), José Carlos Mariátegui (Perú) y Fidel Castro (Cuba), para saber interpretar los procesos históricos y coger/dejar, según su ideología, en las esferas estratégicas y tácticas conducentes por la senda más expedita.
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Citas bibliográficas:
1.- V. I. Lenin, “La Prensa y el Partido”, Editora Política, La Habana, Cuba, 1983, págs. 5, 7, 8, 254 y 25.
2.- “Lenin. Sobre la propaganda y la agitación”, Editora Política, La Habana, Cuba, 1979, pág. 133.
3.- López Reyes, Oscar, “Relaciones públicas: saber decir. Conceptos y programas para la acción”, Editora Medibyte, Santo Domingo, Rep. Dom., 2015, págs. 69-104.
Cordialmente,
Oscar López Reyes
Periodista-mercadólogo, escritor y articulista de El Nacional,
Ex Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas.
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