Por Federico Pinales.
¿Cuál es la diferencia entre los dueños de los laboratorios de drogas adictivas y dañinas, y los fabricantes de armas de todo tipo?
¿Cuál es la diferencia entre un traficante de drogas y un traficante de armas?
¿Cuál es la diferencia entre una muerte por sobredosis y una muerte a tiros?
¿Cuántos millones de dólares se gastan las naciones fabricantes de armas, persiguiendo a los laboratorios clandestinos de drogas y a los comercializadores (traficantes)?
¿A caso se gastan lo mismo persiguiendo y procesando a los productores de armas y a sus comercializadores (también traficantes)?
¿Pueden llamarse o auto designarse reyes de los derechos humanos, los ideólogos y fabricantes de los instrumentos destructivos de toda clase de vida, no sólo de la humana?
¿No es una actitud cínica hablar y legislar para proteger la vida de los animales, cuando se desprecia olímpicamente la de los humanos?
Hay expresiones y manipulaciones que insultan la inteligencia humana y hasta la no humana, y que al mismo tiempo producen indignación y dejan sabores nauseabundos.
Escuchando a los productores del programa Careo, me enteré de unos pronunciamientos del embajador de Israel en la República Dominicana, tierra de Osvaldo, Lito y Omar Santana, donde no tienen cabida las personas cínicas, descaradas y charlatanas.
¿Cómo es posible que si este hombre representa a un país tan criminal como Israel, venga a darnos cátedra de cómo se cuidan los animales?
¿Por Dios, pero hasta cuándo nos van a seguir viendo las caras de zánganos y estúpidos?
De las guerras sólo se benefician los productores y fabricantes de armas. Israel es uno de ellos y todos sus aliados juntos.
Las guerras las pagamos los pobres con impuestos y con vidas.
Los fabricantes de armas y los políticos que promueven sus usos irresponsablemente, muchos son evasores de impuestos y no envían a sus hijos forzosamente a los frentes de batallas a morir como pollos de granjas.
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