lunes, 13 de enero de 2025

Por Dios… ¿a quién le creo?

Por Federico Pinales.


Aquí hay un lío súper feo,
entre el Gobierno, la DNCD, la DEA, la fiscalía, el presidente Petro, Rafael Guerrero y el general Rosado Mateo.

Todos se apuntan con el “deo”,

como si se tratara de un simple “enreo” (enredo),

algo tan grande, pero que yo no entiendo.

Porque al parecer a muchos pejes gordos se están encubriendo, con las distintas versiones que se han estado difundiendo,

con relación al origen, localización y el destino de las 9.5 (9.8) toneladas del polvo aquel, descubiertas en dos contenedores,

tras burlar todos los controles,

supuestamente manejados y vigilados por “los mejores”.

Con cada versión del asunto,

concluimos en un tenebroso punto.


La incineración precipitada de lo que se suponía debía ser el cuerpo del delito,

algunos se han echado el lazo al cuello ellos solitos.

No quiero hacerme eco de ninguna de las versiones,

porque la mayoría huelen a manipulaciones,

para cubrirles las espaldas a algunos tiburones.

ubicados en diferentes naciones, especialmente de aquellas de donde salen las principales acusaciones y persecuciones a personajes de otras demarcaciones,

de los cuales se viven exigiendo y realizando extradiciones.

Mientras a los de ellos los esconden en los rincones,

a sabiendas de que son los responsables de los grandes receptores y cadenas de distribuciones.

Cuyas fortunas se lavan en las mismas instituciones financieras,

que “regulan” y se apoderan de recursos de las de afuera, bajo unas desacreditadas argumentaciones,

en el sentido que son recursos provenientes de dudosas negociaciones.

Si escuchamos todas las denuncias de Rafael Guerrero, en Corrupción al Desnudo, sobre las supuestas 9.5 (9.8) toneladas de “drogas” precipitadamente incineradas por las autoridades dominicanas, sin haber concluido las investigaciones, descubriremos que estamos frente a un trompo súper enrollado, bailando a la velocidad de un rayo, mientras algunos medios repiten como focas y otros guardan silencio cómplice, sobre uno de los escándalos más vergonzosos, que comprometen la credibilidad y la confianza de las autoridades dominicanas, especialmente después de las declaraciones del presidente Petro, de Colombia, mediante las cuales anuncia, sorpresivamente, que el cargamento de 9.5 toneladas de drogas salió de su país.

Se recuerda que al inicio del hallazgo se aseguró que la droga provenía de un país centroamericano, luego que la droga estaba en el país, sin explicar su procedencia. Ahora se informa que vino de Colombia, entre otras versiones.

Por eso exclamamos, ¡Por Dios!, ¿a quién le creemos?

¿Quién realmente está diciendo la verdad?

Pero, sobre todo, por qué nunca aparecen los verdaderos dueños de los cargamentos.

Los emisores y destinatarios, más las instituciones que lavan esas fortunas, así

como los responsables de permitir sus entradas y salidas de territorio dominicano y norteamericano.

 

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