martes, 18 de febrero de 2025

Pérfida y maligna Centralizacion

Carlos Rodríguez Wester.

La ley que establece las cámaras de comercio en la República Dominicana desde 1987 tiene como objetivo primordial promover el desarrollo del comercio y asegurar que estas instituciones representen efectivamente los intereses de sus afiliados. Además, se propone que cada cámara elabore sus propios reglamentos internos, según sus necesidades específicas.

Sin embargo, los usuarios de las cámaras de comercio en las provincias, especialmente en La Romana, hemos observado con gran preocupación cómo desde Santo Domingo se intenta centralizar todas las actividades de estas entidades. Esta acción busca que todo lo que realizan las cámaras del país sea coordinado y supervisado desde la capital.

Tal enfoque no solo es monopolista y centralista, sino que también representa un obstáculo significativo para el desarrollo del comercio local. Las cámaras de comercio deben gozar de independencia en cada provincia para fomentar el crecimiento y la innovación, sin estar limitadas por las directrices de políticas burocráticas de una supercámara que, lejos de beneficiar, podría obstaculizar las iniciativas comerciales.


Una cámara de comercio independiente puede responder de manera más eficaz a las necesidades y demandas de su comunidad empresarial, adaptando sus servicios y políticas a las realidades locales, sin verse restringida por la jerarquía de una poderosa cámara de comercio en Santo Domingo.

El monopolio y centralismo administrativo que se busca con las cámaras de comercio merece nuestro más absoluto repudio. La independencia de estas entidades es esencial para garantizar su efectividad y su papel como agentes de desarrollo económico.

Por ello, los usuarios de las provincias, y en especial los de La Romana, queremos expresar un rechazo enérgico a esta nefasta y perjudicial centralización impulsada desde la capital.

 

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